El enviado político de la derecha
bancaria, dopado electoralmente, se
abate en seis meses sobre el Estado de Bienestar. Reduce a cenizas derechos y conquistas sociales, entra a degüello sobre funcionarios, pensionistas y
estafados por preferentes y se jacta, tras un plasma, de la carnicería.
En la desbandada aparece un
lameculos profesional, pelotas donde los haya, y glosa la gesta, en dosis
diarias de “periodismo”, Sin Razón. Y se
pone a merendar bajo la brisa de sus tropecientas tertulias bienpagadas.
-
Muchacho,
tienes toda “La Razón”.
-
¡Por Dios,
por la Patria y Rajoy!
-
Tú destino
es imperial, Francisco.
-
¿Puedo
quitarme ya la cara de gay?
-
¡Que se te
quede sólo la de pelotas!
En la política, como en el Circo
Romano, se ven espectáculos de esta índole.
Una pluma totalmente comprada a la corrupción infecta, una matanza
diaria de la verdad, un zampabollos de la notoriedad con cara de mosquita
muerta. Un crisantemo opusdeístico del expolio, un exegeta al borde mismo de la
paranoia, un defensor, -ya en 1996- de un defraudador de las arcas públicas,
disfrazado de De la Rosa y banquero.
De casta le viene a este galgo,
la connivencia con la pasta fácil y el manteo redondo. En 1999, como
funcionario de una Comunidad vendió un fondo documental protegido por 32 del
ala. Y empezó a amar a un tipo de libertad como a las salchichas.
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¿Conserva
usted el tesoro de la fe, Francisco?
-
Conservo
todos los tesoros, cardenal?
-
¿Y sabe
mover el rabo?
-
He
estudiado Eminencia y puedo pagar mi hipoteca. No como otros.
-
Reza tres
avemarias y una jaculatoria a San Mariano.
Así como los rojos huelen a
demonio, Francisco va siempre perfumado. Huele a felpudo y sacristía. A
neocapitalismo y valla publicitaria. A expansión voraz y Consejo de Ministros.
Defiende tanto a un decreto como a un embargo. A una fortuna incalculable
obtenida “porque es un “lince” para los negocios, con final en Suiza” como a
cualquier subsecretario designado por el Opus. Carromero es para él “héroe” con
carnet de conducir y Ana Mato un Jaguar de la recuperación económica.
Le gusta más inventarse “causas
generales” que a un tonto un discurso de Báñez. Es católico practicante y está
enfangado de franquismo hasta las cejas.
-
¿Hay
oposiciones a gilipollas?
-
No te
preocupes que las ganarías todas.
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Entreno
mucho en cada tertulia.
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Serás
catedrático.
-
Gracias,
Mariano.
Finalmente,
Francisco lo ha conseguido, ha hecho del periodismo una muela picada. Lo que no
ha podido conseguir es sacar las barbas del remojo. El día que el PP reviente,
-que reventará- implosionará sobre una
ladera facha y se quedará, sin Razón, sobre las montañas nevadas.
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