Salón de TV de la cárcel de Soto del Real. Se emite la comparecencia del Presidente de
Gobierno.
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Un recluso: ¿Cómo
lo ves, Luis?
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Otro: No
podrán conmigo.
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El primer recluso: No se les ve seguros.
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El segundo:
Se pudrirán conmigo en la cárcel.
Una vivienda en el centro de Madrid. Suena el teléfono.
¿Rosalía?
Dime, cariño.
Ve al lugar que sabes y sacas las
grabaciones.
¿Qué hago con ellas?
Se las haces llegar a Pedro Jota o
a Raúl.
¿Estás seguro, Luis?
Sí. Señálale a Pedro Jota la
grabación con Mariano antes de que viajara a Ginebra.
Doñana. Palacio del Asperillo. Un hombre con barba, ojeroso,
conversa con una señora vestida con mantilla de blonda.
Nos va a hundir. A todos.
Sigue negándolo todo, Mariano.
Aguanta. Hacemos lo que podemos.
Tú y tú marido también estáis hasta
las cejas.
Lo moral es lo último que se
pierde. Dile a Marhuenda que diga que
las grabaciones son
falsas. Que las han grabado con copias de fotocopias. Los nuestros se lo creerán.
Siempre se lo creen
todo. Y aplauden.
Consejo de Administración de un banco en el centro de
Madrid. Dirigentes de los “tres grandes”, reunidos de urgencia.
Está todo perdido. La Trotona no aguanta. Hay que cambiarse de bando y
apoyar a José Mari y Pedro Jota. Quizás valga la opción de Alberto.
Todo el “partido” se irá al traste. Ya no nos vale. Hay que inventarse
otro. Quizás, bien maquillado, el de Rosa, la vasca.
No podemos correr riesgos, la ola nos alcanzaría. Mejor buscar un “espadón”,
con los pretextos de Cataluña y Gibraltar.
Sede del FMI. La dirección del Fondo y de la Troika en
reunión “no oficial”, ni convocada.
Madrid se nos va al garete. Habían robado demasiado. Son poco “finos”.
La ola puede llegar a Atenas, Lisboa y Dublín. Y afectar seriamente a
Londres, Paris y Berlín.
Los ahogaremos en la recesión. Tendrán que comer “Honradez” y “Políticos
de Izquierda”.
¿Qué dice Obama?
Que tenemos las manos libres.
El matasellos del paquete tenía el membrete del 2 de agosto
de 2013. El funcionario, abrió con gran cautela el precinto. Leyó: “Grabación
con Mariano. Instrucciones al Banco de Ginebra “.
La lluvia, antigua,
no cesaba en aquel desgraciado país, paraíso de ladrones. Los cuerpos y las
mentes estaban en el mismo plano. El cero.
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