En 1984, un joven
gallego hacía méritos ante Manuel Fraga, a la sazón, guardián por encargo de
las esencias conservadoras.
El joven, con
ínfulas de pensador original de la derechona, glosaba en artículos en “El Faro
de Vigo” a un ex ministro carca de Franco, Gonzalo Fernández de la Mora, alías “Crepúsculario” en los que pretendía justificar lo
injustificable y asentar la “originalidad” de la dictadura franquista.
Mariano Rajoy Brey,
con un desastroso expediente académico, plagado de suspensos e insuficientes,
quería así aparentar “intelectualidad” ante el cacique gallego y escalar alto
en su recién iniciada carrera política.
"La igualdad biológica no es posible. Pero tampoco
lo es la igualdad social: no es posible la igualdad del poder político
("no hay sociedad sin jerarquía"), tampoco la de la autoridad (¿sería
posible equiparar la autoridad de todos los miembros de un mismo gremio, por
ejemplo, de todos los pintores o los cirujanos?)
Esta es una de las
perlas que, muy ufano, escribía el actual presidente del Gobierno, treinta años
antes de coser al país a decretos y reformas de marcado carácter clasista y de
fomentar la más descarada desigualdad social.
No aprendemos. Este
loco ha campado por autonomías y ministerios dándose el pego de “intelectual
orgánico”, nadie lo ha refrenado y ahora, el tremendo daño causado a la naturaleza de la nación y a los más
débiles del mismo resulta irreparable.
Paso lo mismo con
Aznar, un “iluminado”, un “aparecido” que dice en sus memorias que “habla con
Dios” y que en sus parlamentos le ha encomendado “liderar a la humanidad”. Son esperpentos vivientes de lo que imaginara
un paisano de Rajoy, Valle-Inclán. Son tiranos sin banderas.
Este magma, esta
paranoia, es la que ha permitido que un partido político capte los sobornos de
toda la derecha empresarial hispana, que haya un saqueo permanente y sistemático de las arcas públicas y que otro esperpento, otro loco, reúna 48
millones de euros en su cuenta particular en Suiza.
Bendecidos por
estos detritus, por esta pacotilla de “intelectuales” con suspensos en
matemáticas, por estas almas del goteo en sobresueldos y por este espasmo de la
condición democrática, o reaccionamos o nuestra menesterosidad social nos
pondrá en el mismo nivel que el Senegal.
Con estos “intelectuales”
es preferible ser analfabeto.
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