Me gusta ver el cielo
con
negros nubarrones
y Bárcenas
millones
robando
al esquiar,
me
gusta ver la noche
sin
luna y sin estrellas,
y a
Wert las religiones
hacerlas aprobar.
Me
agrada un cementerio,
mangantes bien repleto,
Aznar
por amuleto
y Arenas sin cobrar,
y allá un
sepulturero
de tétrica
mirada
con
mano despiadada
sus
sobres machacar.
Me
alegra ver la bomba
caer
mansa del cielo,
e
inmóvil en el suelo,
en
“aquel” sitio explotar,
y luego
embravecida
que
estalle y que se agite
y rayos
mil vomite,
y
sobres por doquier.
Que el trueno me despierte
con su
ronco estampido,
y a
Gallardón, dormido,
le haga
estremecer,
que
rayos cada instante
caigan
sobre su cuento,
que se
hunda el parlamento
me
agrada mucho ver.
La
llama de un incendio,
ministros
va quemando
y
sueldos derribando,
quisiera yo encender;
tostarse allí un villano
un
cerdo de banquero
arder
su billetero,
¡Qué gusto, qué placer!
Me
gusta una CEOE
despidos tapizada
reformas regaladas,
sin frutos,
sin Rosell,
merchanes
que allí canten,
ni sol
haya que alumbre
y sólo
se vislumbre
la
horca en derredor.
Allá en
caja o monte,
solar
desmantelado,
me
place en sumo grado
la caja
reventar,
moverse
las libretas
con áspero
chirrido
igual
al alarido
que
anuncia el desahuciar.
Me
gusta que al Averno
lleven
a los chorizos
y allá
a los ministros
les
hagan padecer;
les
abran las maletas,
les
rasguen las braguetas,
acaben
con sus dietas,
sin de
ayes caso hacer.
Insólita
avenida
que
arrase “aquella” calle,
de
sobres sin que fallen,
ladrones
por doquier;
se
lleve los “sobreros”,
algunos
“ganaderos”
y
estragos miles cause,
¡Que gusto, qué
placer!
Las
voces y las risas,
Aznar y
las botellas,
y los
pelotas dellas ,
babosos, saquear , ,
llevarse los millones
a las
cuentas suizas
robar
con tanta prisa,
comprando hasta el fiscal.
Romper
después las cuentas,
los
sobres y sus leyes
y
abiertas las navajas,
buscando al maricón
que los
recortes hace,
mezclados con reformas
y sin
ninguna norma,
llevarlo al paredón.
Me
alegra ver a Wert
recortando las becas,
mientras que su “muñeca”
es
Rouco en confesión,
y que
otros, ya sin ley,
se meen
en Rajoy,
cantando de la LOMCE
impúdica canción.
Me
agradan las Sorayas,
tendidas en los lechos,
muñecas
de desecho
y
“barbis” de salón,
mostrando sus quebrantos,
sin
orden en escaño,
pastora del rebaño.
¡Qué gozo!, qué ilusión!
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