Y yo que creí que lo tenía puesto. Demetrio tiene de rancio hasta el
báculo. Era un cura fundamentalista, allá en Tarazona, y ahora, desde que le
tocó en la tómbola la sede obispal de Osio tiene un empaque de rosarios sin aurora
y mitra de gilipollas al cubo.
¿Demetrio,
cómo va la conspiración de la Unesco para hacer homosexual a la humanidad?
Hay
una nueva conspiración. El comunismo y la masonería internacional en alianza
con el islamismo quieren acabar con las catedrales y con Aznar, de paso.
¿Es
por eso de tu oposición a las “políticas de género”?
Los
destinos del Señor son tan inescrutables como la pensión de don Miguel.
Desde la cúspide de su discapacidad mental sobrevenida, el pastor ha dejado
claras sus preferencias: la mujer con la pata quebrada y en casa, todo lo demás
son mariconerías de los rojos y la barbarie progresista.
Demetrio habita en la naturaleza caída. El año pasado pontificaba sobre la fornicación
–empleando inadecuadamente el verbo latino fornicari-, antes, sobre la condición
de “catedral” de la Mezquita y en todo este tiempo no ha dicho una palabra ni
empleado una coma para valorar el que la ciudad donde se ubica su rebaño sea la
tercera capital de provincia con más paro.
Su reino no es de este mundo. Dios está en el cielo y abajo los parados.
Que se jodan, que a él lo que le preocupa es que las ovejas cometan pecados que
los condenen al infierno eterno. Como si vivir en su sede no lo fuera ya.
Ya está.
¿Qué sucede ahora?
Que el Padrenuestro es un invento comunista.
¿Por?
En
determinadas condiciones comer es pecado. Creo que eso del “pan nuestro de cada
día” es una conspiración de la FAO.
Después del invierno viene la primavera y Demetrio está dispuesto a
excomulgarnos a todos. Basta que con alargue la mano - ¿o será el bozal? Y confunda
a Rouco con Carlos Marx.
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