No acepto, ni acato, ni asumo el
gobierno ilegítimo de mi país. No acepto
el permanente uso de la mentira, el chantaje y el robo contra la ciudadanía
y las clases populares por parte de los gobernantes
llegados al poder con una oferta
electoral contraria en su totalidad a las actuaciones que están desarrollando.
No acepto su servidumbre antes potencias
extranjeras y la instrumentación que
hacen de las ideas del capitalismo y el neoliberalismo internacional.
No acepto un Jefe de Estado, cuya
Monarquía es el paradigma de la corrupción y el enriquecimiento personal, de la
inmoralidad pública y privada, del nepotismo y del trato de favor a los
miembros de su familia, de los vicios y el alcoholismo privado y de la absoluta
falta de ética institucional.
No acepto unas Judicatura al
servicio de las ideas y el beneficio de anteriores regímenes totalitarios,
enraizados como una casta, ciega a los principios de la justicia y la igualdad
en cuanto les afecta a sus intereses como clan y plegada a los dictados de los
gobernantes y los poderosos.
No acepto a una confesión
religiosa enquistada en privilegios medievales, que parasita al Estado y a la
economía de todos, insolidaria, reaccionaria y al servicio no sólo de los ricos
y detentadores de poder, sino incapaz de pedir perdón y reconocer errores que
alimentaron odios y guerras fratricidas que han supuesto una sangrienta
fractura civil en nuestra sociedad.
No acepto a unas fuerzas de orden
público al servicio discrecional, sesgado e interesado de ocasionales grupo en
el poder político, reprimiendo brutal y violentamente las justas expresiones de
protesta, indignación o rechazo ante el expolio, robo o atraco de derechos o
libertades que sufren ciudadanos de todos los sectores sociales, edad, sexo o
profesión.
No acepto una constitución y una
democracia vaciadas de contenido, que no garantizan los derechos y principios
básicos que decía asegurar y que sirve de coartada a políticos desnaturalizados
y corruptos, alejados tanto de las necesidades colectivas como de la realidad
del pueblo al que dicen representar.
No acepto a una organización
bancaria y financiera meramente especulativa, que durante décadas suicidas
reparte beneficios sin cuento y cuando, inevitablemente, quiebra su dorada
burbuja, hace pagar a todos su inconsciencia y afán desmedido de lucro.
No acepto a unos medios de
comunicación, tanto públicos como privados, que manipulan, desinforman y
ocultan las noticias y la realidad social, sirviendo como lacayos de los
intereses económicos de sus propietarios o circunstanciales responsables
políticos.
No acepto, ni acato, ni asumo y
me producen nauseas, políticos como Rajoy, Esperanza Aguirre, Dolores de
Cospedal, Luis de Guindos, Montoro, la Fatimita, Soraya Sáenz de Santamaría… que aplauden y se
ríen cuando se anuncian los mal brutales recortes de derechos de las personas
mas desfavorecidas de una desgracia colectiva llamada España.
Por eso, hoy, con perdón de mis
lectores, me cisco en su puta madre. ¿Comprenden? En defensa propia.
Maravillosa reflexion
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