La cabra tira al monte. Y borbón rima con un derivado de esta (la
cabra). Aprovechando que no tenía que cazar elefantes o emborrachar osos el inquilino de la Zarzuela se ha ido a
unir su suerte política con el mequetrefe gallego que se cree que nos gobierna.
Cuando media España perece de la
otra media. Cuando el partido de la
gomina hace pagar a los funcionarios, los parados (¡que se jodan!) y los pobres
de esta desgraciada de estado o comunidad de atracados, los excesos de la
cultura del pelotazo, el estallido de la madre de todas las burbujas y el
agujero negro de todos los bancos y
cajas gobernadas a mayor gloria del yate en el puerto deportivo y la mansión de
lujo, el nieto de Alfonso XIII se va a presidir el Consejo de Ministros (o de los
bandoleros que sean) que levanta acta funeraria del “estado de bienestar”.
Los ingenuos, los tiralevitas y
los vívanlascaenas de siempre hablaban del “papel arbitral de la Corona”, se comían
atravesados los renglones de la Constitución que así lo establecía y aplaudían
al Monarca, a su yerno y a la Corina de turno, cuando entre brumas de wiski o coñac
decía, allá por la Navidad, eso de que “la Justicia debe ser igual para todos”,
con música de gaita y fanfarria celestial.
Ahora ha dicho, con el cinismo y
el fariseísmo que le es propio: “que la recuperación afecte a todos”. Como si
hubiera a haber recuperación, y como si sonando la flauta la hubiera, fuera a
afectar a los que ahora pagan la crisis-estafa y no, en exclusiva, a la cuenta
de resultados del BBVA o Santander de guardia o a los patriotas del “zoy
ejpañol, ejapañol” que engordan los activos de las oficinas bancarias de Zúrich.
Yo le diría, que en vez de ligar
su suerte a un equipo gobernante de atracadores por real decreto, se fuera a
hacer puñetas. Como su abuelo, cuando unas elecciones municipales se las pusieron tiesas.
Si yo fuera un periodista a
sueldo de algún medio de la caverna y tuviera que ponerme entre solemne y serio,
diría que el monarca se ha equivocado, que se ha puesto del lado equivocado en
el momento equivocado, y que su gesto, arbitrario, injusto y desleal con
millones de compatriotas, le puede (y le debe) costar caro.
Cuando los títeres gobernantes,
en un momento que ellos definen como “excepcionalmente grave” dejan incólumes
las asignaciones a la Casa Real, a la Iglesia mas insolidaria del planeta y
vuelven a unos postulados inequívocos de “lucha de clases”, de legislar y
favorecer a los ricos y poderosos, el monarca se ha vuelto a equivocar. Y ya no
le bastará con pedir un ensayado e insincero perdón.
Cuando caiga el monigote gallego,
que caerá más temprano que tarde, que aproveche y se vaya.
En mi tierra cuando se quiere
mandar a alguien muy lejos se le dice: “vete a freír espárragos”. Pues allí.
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