Partieron de las Asturies, de
León, de Teruel… han cruzado la estepa de la geografía y el páramo de las
mentes, y, polvo, sol, fatiga y hambre han reconquistado la dignidad. Para
todos.
Han cosechado, en sus millones de
pasos de justicia sobre la meseta, la admiración de muchos y la marginación de
unos pocos, muy pocos, apoltronados en sus medios “informativos” -¿?- de
mentira, esquilmación y odio.
No se han doblegado, y han puesto
su pica minera, “los ojos, ciegos los
ojos, ciegos de tanto mirarte, Asturias lejana, hija de mi misma madre” en
las innobles entrañas del mal llamado Estado de Derecho. Estado del robo de derechos, libertades y pan.
Han ganado la batalla de la no
resignación, la penúltima batalla de la libertad, en esta tierra de cabestros y
cabrones con cartera. En estos tiempos de miedo, mercados, rabia y
silencio han cruzado, a pie de la verdad,
la dura estepa de la idea robada, al
pueblo, al trabajo y al carbón, y van a poner su negra idoneidad al pie mismo
del despacho de “su excelencia”. Excelentemente inútil, demencialmente
ministro, inmundamente responsable.
¿Quién derribará ese árbol/de
Asturias, ya sin ramaje,/desnudo, seco, clavado/con su raíz entrañable/que
corre por toda España/crispándonos de coraje? Dijo el
cordobés Pedro Garfias. Nadie, ya, podrá derribarnos. Y derribaros.
Esa literatura de barro y mierda que os ataca, que nos empobrece cada vez
que abre la boca, se va a quedar sola con sus decretos, con su liberalismo de
pacotilla y muerte.
Os habéis ganado el destino y el negro pan. Salisteis de Pola, de Moreda,
de Ciñera, Toreno, Plou o Ariño… y habéis llegado al corazón abierto de todos.
Desnudos, secos, clavados, pero llenando a las Españas de coraje frente a la
molicie, de dignidad frente a lo innoble, firmes sobre roca firme. Vuestra
lucha es, ya, la lucha de todos.
Habéis pedido lo que os pertenece, y os pertenece mucho, la esencia de la
libertad y la democracia de este país, desangrado por el cainismo de los vende
patrias y vende minas.
“Mirad, obreros del mundo/su
silueta recortarse/contra este cielo impasible/vertical, inquebrantable”, mirad obreros, como la dignidad toma
Madrid.
Sois la sal de la tierra.
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