“El presidente Mariano Rajoy ultima nuevas medidas para un ajuste del
gasto en las pensiones orientado a garantizar la sostenibilidad del sistema y
reducir el déficit. En principio, el Gobierno acelerará la reforma de la Seguridad
Social e intentará «consensuar» el recorte, equivalente a 10.000 millones de
euros”. (Periódico La Nueva España)
Estamos a punto de alcanzar el
infinito. Jodidos los funcionarios, jodidos los parados, jodidos los
trabajadores, ahora les toca a las pensiones y los pensionistas.
El PP y Rajoy están dilatando su
miseria personal y política. Cualquier emoción que uno pueda sentir queda
preñada de un profundo asco. Es indescifrable el grado de bajeza moral, de
concreción canalla de este gobierno, de
sus ministros y del partido que los soporta.
Cada día engendran nuevos robos,
nuevas rapiñas, nuevos atracos, y la Iglesia sigue intocable, sin pagar un
céntimo de impuestos y sin el más mínimo recortito en sus onerosas
asignaciones, las grandes fortunas siguen sin nuevos impuestos, en el paraíso
fiscal de sus amigos “del gobierno”, amnistiados en sus sempiternos fraudes y
evasiones y sacando del país 167.000 millones hasta, sólo, el mes de mayo.
Ahora los pensiones. Ahora los
jubilados. Ahora los que durante años han trabajado y cotizado esforzadamente son
objeto de la razzia insensata de esta partía de bandoleros. El “Tempranillo”
Rajoy entra a saco en sus modestas nóminas y carga sobre sus costillas un
recorte de 10.000 millones, sin atender una denuncia de los funcionarios de
Hacienda que calculan una mejora equivalente de las tributaciones con sólo un
mínimo esfuerzo de inspección. Pero claro, este esfuerzo gravaría el paraíso de
sus “amigos”, a los que asesoró Montoro cuando dejó de ser ministro.
Desde el pasado noviembre el
apoyo electoral al PP ha menguado un 19 % y ahora mismo no alcanzaría un 30 %
del electorado. De seguir a este ritmo, el partido o partía de De Guindos,
Sorayita y mamandurria Aguirre se puede quedar para hacer calceta.
Gobernar había constituido un ejercicio
azaroso, un camuflaje de la lucha de clases, ahora, en su mutable diseño, es
una simple arbitrariedad, una excrecencia ciega, un tumor maligno, sin grandeza
alguna. Lo que ahora se ve en España es,
simplemente, la roña fascista elevada al cubo.
El cubo de Rajoy y sus
bandoleros.
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