jueves, 5 de julio de 2012

Enjaular trabajadores y poner de rodillas a los desahuciados








Veo una foto de mi amigo Alberto M Almanza. Dos trabajadores del zoológico de Córdoba se han encerrado en una jaula de animales para protestar de su despido por parte del gobierno municipal del PP en la ciudad. Que ganó las elecciones del pasado año reiterando hasta cuando no le preguntaban que “iba a acabar con el desempleo en la ciudad”.  Ha crecido un 17 por ciento más, si es que podía crecer lo que por si ya era intangible.  Y  la foto es mucho que un emblema, un designio o un asombro.  Es un lacerante signo de nuestro tiempo. Un camino sin retorno a lo insoportable: los trabajadores en las jaulas; los mangantes, en la calle, en los bancos o en los escaños.

Por otro lado, contemplo una foto del desalojo de las personas concentradas en la catedral madrileña de la Almudena, de rodillas y con los brazos en alto, ante la mirada fascista de unas mal llamadas “fuerzas de orden público”

¿No quedamos que esta era una civilización humanista, basada en el respeto a las personas y su dignidad?

Asombra el nivel de degradación que estamos alcanzando. Individual y colectivamente. Cualquiera de estas dos imágenes hubiera provocado en otro tiempo la inmediata dimisión de los responsables políticos de que se hubieran producido. Que los hay y que tienen nombre y apellidos.  Íbamos camino de la utopía y hemos cambiado el rumbo hacía la ignominia. La tabla rasa del derecho de gentes, la institucionalización de la mentira y el fascismo en el poder.

Si de uno no se pudiera decir que está politizado, cualquiera de las dos instantáneas nos llevaría a la nausea, al vómito, al insomnio, la revolución o la metralleta.

¡Que mierda de país, de democracia, de gobernantes, de jueces y de leyes!

La especie humana, los hombres, los trabajadores, iniciaron hace milenios una aventura que les ha llevado a las jaulas y a doblar las rodillas ante un gorila uniformado. Mientras unos pocos, muy pocos, recuenta sus monedas, sus primas de riesgo, los réditos de su casilla con la “x” y sus mayorías absolutas fraudulentas.

Ofician de mercaderes, de las deudas, los recortes, del comercio de Dios y la vida eterna, y de los votos, cínicos ante cualquier valor, exhibiendo, sólo, su naturaleza monstruosa.

O abrimos todas las jaulas y despegamos todas los rodillas de suelo  o se concretará el genocidio. Universal.

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