Admiré en su día a Fernando
Fernán Gómez. No se podía precisar porqué, pero su aire era libertario.
Su insolencia
y mal humor, también. Era una respuesta al “establishment” franquista que no
tenía ni rábano ni hojas por las que coger pero que se adivinaba.
Su funeral, cubierto su féretro
por la bandera de la CNT, con Enrique Morente entre otros, portándolo, fue una afirmación de lo que se intuía para
los que no teníamos acceso a los detalles de su vida privada.
En una ocasión participó, más o
menos pasivamente, en una tertulia televisiva
de carácter literario, con un pretencioso presentador y unos pedantes tertulianos,
hasta que al oír determinado enunciado: “Soy anarquista de derechas” –algo metafísicamente
imposible-, estalló: ¡A la mierda! ¡Váyase usted a la mierda!
De este hecho queda constancia en
un vídeo, accesible en internet.
Pues bien, imaginemos que un
jenízaro, entresaca este video y lo desprovee de todo el contexto en el que se
produjo, y, escoge sólo la parte en la que Fernán Gómez se pone escatológico, y en un supuesto correo anónimo se lo envía veinte
veces al día a otra persona. Un día, dos, tres y cuatro.
Sin tener aficiones leguleyas se
puede afirmar que este hecho es un delito: insulto reiterado y constante al
prójimo.
Pues bien, el correo remitido tan
insistentemente puede ser “unknowned” y así creerlo el palurdo-
informáticamente hablando- remitente,
pero la cuenta de correo que lo envía, no. Y mucho menos, en los tiempos que
corren, para un programa especializado. –los hay a cientos-
Entonces, con un mínimo de
curiosidad indignada, se descubre que el titular de tal cuenta, tiene registrado
su acceso a varias redes sociales con la misma. Y entra uno en ellas y se
encuentra que el tal es muy aficionado a los vídeos de retransmisiones
televisadas de la Semana Santa. For example. Y de una determinada localidad. Y
a todo lo taurino o que tenga que ver con cuernos.
Y se hace uno un perfil, por sus
comentarios, del grado de inteligencia, catadura moral o política del
individuo, jenízaro o pecho lata.
Entonces, una inteligencia –tan solo
normal- entiende que lo mejor es el bostezo. ¡Para que re-enviar a la mierda a
quien vive en –o es- ella misma!
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