Ceno tarde. Con una extraña
abstinencia respecto al debate de investidura busco entre los distintos canales
alguno que se ocupe del tema. Encuentro a uno indeseable. El “Canal 24 horas de TVE” con una tertulia
de no menos indeseables, empezando por el presentador, Sergio Martín. Les
rezuma el sectarismo, el odio avanzado a todo lo que sea “izquierda”.
Entrevista a Rafael Simancas,
miembro de la Ejecutiva del PSOE. Este les gana en odio y primitivismo. Le piden una opinión de la fallida
investidura y larga un mitín cerril contra Podemos y Pablo Iglesias. Ni un
átomo de análisis, autocrítica o reflexión.
Repite como un papagayo y en reiteradas ocasiones que “Pablo Iglesias ha
traicionado a sus votantes y a las fuerzas del cambio”.
Esta es toda su
dialéctica que suena a eslogan de próxima campaña electoral.
Me pica la curiosidad. Cojo la
calculadora. Resto a los 219 votos
negativos obtenidos por el candidato los 69 de Podemos y Compromís. Me salen
150. Algo falla. Aunque Podemos se
hubiera abstenido, la candidatura, con 131 apoyos, habría sido derrotada.
La pataleta de malos perdedores
es evidente. Creo que Pablo Iglesias no
ha estado bien en los dos debates de la investidura y no por su referencia a la
cal viva, que es tan cierta como impune, pero la incapacidad intelectual y
política de sus acusadores es manifiesta. Se creen que todos somos retrasados,
incultos o que no tenemos memoria.
Consecuencia: vivimos abocados a
la mentira, el engaño electoral y electorero y a políticos como Simancas, toda
la vida en el aparato y en el cargo y ahora se presentan como el “cambio”.
Un punto a la calidad en el
debate, puesta entre el corsé del tiempo por Gabriel Rufián y Alberto Garzón.
Estaría bueno que cuarenta años de lucha contra el franquismo, en la calle, en
las fábricas, en los barrios y en las cárceles fueran a ser glosadas,
interesadamente, por un señorito vendedor de “preferentes”. En el “centro”
(falangista) del “cambio”.
Podrán ilegalizar todo lo que
quieran del presente y del futuro. El pasado no lo pueden abolir. Hay una cosa
que se llama bicarbonato.
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