El facherío militante de un pueblo de la provincia de
Córdoba se ha vestido de “guerracivilista” a propósito de un post mío relativo
a un imperio de Roma.
Bajo la “valiente” forma de correos anónimos, comentarios
insultantes –algunos con clamorosas faltas de ortografía- y valoraciones
chauvinistas sobre “su” pueblo, sus “tradiciones” sacrosantas e incriticables,
pretenden descalificarme a mí y a mi escrito.
En mi escrito, no cito, reseño o señalo a pueblo alguno. Y
como acerté a explicar a un interpelante-antes de que me bloqueara- pretendía
crear una simbología con el “prendimiento- por sus verdugos de todo el pueblo
andaluz.
Con el fanatismo cortoplacista que les caracteriza, los
enervados miembros de una comunidad señoritista y cateta, pretende hacer creer
que “no hay paro” en esta población y que los registros estadísticos son en
realidad “economía sumergida” y que “!Viva esto y viva lo otro!
Este es todo su nivel dialéctico y de entendimiento y
considerar la “cumbre” de la imaginería religiosa a un tallista que fabricaba
santos y vírgenes como rosquillas, que elegía a su amante como modelo de su “obra
cumbre” y que a pesar de esta producción tan afín al trono y al incienso, le
fue denegada la extremaunción por el obispo de la época.
Tengo enterrados familiares en la fosa común del cementerio
de ese pueblo y jamás renunciaré a reivindicar ni su dignidad ni la legitimidad
de su pensamiento, por muchas amenazas –revestidas de la “valentía” de decenas
de anónimos- que lleguen a mi correo, a
mis cuentas en las redes sociales o en persona.
¡Qué “vuestra” Magdalena os guie!
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