En un país nada imaginario, en un solo día, cualquiera, de una semana cualquiera, pueden ocurrir –juntas-
todas estas cosas.
Por la mañana, un ex presidente autonómico declara ante la
máxima Magistratura del país, con toda impunidad, que su multimillonaria
fortuna se debe a la herencia de su padre, tan imaginaria como nunca declarada.
Casi a la misma hora, otro ex presidente autonómico, tras
casi nueve años de lenta instrucción, reconoce que ha podido cometer delitos en
el empleo de fondos públicos para enriquecer a un miembro de una casa real,
tras acordarlo mientras jugaban una partida de pádel.
Una emblemática alcaldesa de una ciudad, foco sempiterno de
corrupciones, expolios y robos de lo “publico”, es declarada miembro suplente
de una inútil cámara parlamentaria, refugio de dinosaurios y cocodrilos de la
actividad política, para eludir la muy probable comparecencia ante un tribunal juzgador
de sus millonarias tropelías.
Por la tarde, un cuerpo armado efectúa el tercer registro en
dos semanas en la sede regional del partido que ha gobernado y gobierna en
funciones a esa desgracia de país. Se
trata de comprobar la financiación ilícita y la concurrencia en doppinng a las
elecciones de una castiza presidenta regional, ligera con el automóvil y con
los dineros de todos.
El presidente en funciones del país, un acrisolado panoli,
de cómico braceo al caminar, responde ante los periodistas que no se verá en nada
mermado por el enésimo –ad infinitum- caso de corrupción del partido que
panolimente preside.
Mientras tanto la prensa bancaria o caverna de Alí Babá del mentado
y desgraciado país hacía editoriales, titulares y cabeceras del caso de dos titiriteros
que ante treinta niños de barrio, hacían en su ficción, desplegar a una muy
imaginaria bruja una pancarta, calificada de “exaltación del terrorismo” por
los muy preclaros magistrados de ella (la desgracia). Esta era el principal
problema de esa berenjena de país.
El juez y la fiscal de la “desgracia” (país) dejaban en
libertad tras cinco noches en prisión incondicional y sin fianza a los
titiriteros, con obligación diaria de comparecer en una comisaría y retirada
del pasaporte.
Los dos ex presidentes autonómicos, la alcaldesa y el panoli
están en absoluta libertad sin cargos, con su pasaporte disponible para
destruir todas las pruebas que hagan falta y la noticia de sus desalmados actos
relegadas al fondo de las peores páginas del saco de mentiras de sus medios
desinformativos.
Toda mi filosofía se reduce a que esta crueldad de la
manipulación de la vida real de la ciudadanía, la imbecilidad humana y los zarpazos
del papanatismo no me ciegen hasta el punto de ignorar que este es el momento
en que gobiernan las berenjenas. Quiero decir la cleptocracia. Quiero decir los
ladrones.
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