En el pueblo de Arcos de la Frontera el juez investiga una
denuncia por la cual los concejales del PP de esa localidad han estado cargando
al municipio sus gastos particulares en gasolina. Punto y coma.
En un pueblo
alicantino, la alcaldesa, del mismo partido y cueva, derivaba hacia su cuenta
corriente el pago de cuotas de los militantes, a los que exigía estar al
corriente de las mismas para las elecciones internas.
Es recio este país, no cabe duda, aguanta todo lo que le
echen. Son sólo dos ejemplos, pero reveladores de una transversalidad. Lo mismo un vicepresidente de gobierno se
enriquece durante su mandato y crea 70 cuentas en otros tantos paraísos fiscales,
se paga “masajes” en puti-clubs al mediodía con cargo a la tarjeta de un banco
quebrado, que los concejales de un pueblo gaditano cargan el llenado del
depósito de su coche con cargo a las parcas cuentas de su municipio, azotado
por el paro.
Rajoy sale a la calle en Palma de Mallorca y la gente lo
abuchea y lo mismo le pasa luego en Oviedo, en donde los manifestantes le
coreaban "Mariano, Mariano, no metas más la mano". Y es que es eso:
están metiendo la mano hasta el saqueo, Cospedal dixit.
Alberto Garzón lo ha dicho en Gijón contundentemente: partido
de ladrones. No responden nada porque no tienen nada que responder. No se puede
responder a las evidencias y a los diagnósticos.
Tras los rastros de las cuentas suizas, de los delitos
fiscales o de los concejales de urbanismo “espabilados” suelen estar siempre
los mismos. Hablan de “partido de la libertad” o “de los trabajadores” y cuando
lo oiga, échese mano a la cartera. Si no se la han robado ya, están a punto de
hacerlo.
Y dentro de unos años, aunque –teóricamente- sea de otro
partido, dicen que de la “oposición”, lo
podrá usted ver, orondo y cerdícola, en la cubierta de un yate, encendiendo un
puro junto a una rubia jamona.
Algo hay que hacer para animar la escena, pero lee uno las
encuestas electorales, y sólo ve más de lo mismo. Ve a los de las puertas giratorias, a los que
han perdonado 3.000 millones a las empresas eléctricas, a los que han rescatado
bancos bajo la solemne promesa de que no costarían un duro a los españoles,
diciendo que no van a poder devolver 64.000 millones, y en el colmo de las
desfachatez, pidiéndole el voto el nombre de la “democracia” y la “transparencia”.
En otro momento hubiera pensado seriamente en el suicidio,
ahora, casi me conformaría con menos, que el PP vuelva a gobernar en Madrid,
Valencia y Baleares, que la “marquesa” vuelva a ser alcaldesa, pero me conformaría,
digo, con que a fin de año, no me mandaran una carta para decirme que han hecho
un “gran esfuerzo”, para subirme un 1 por ciento mi pensión.
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