"Es una
tragedia humana, pero un accidente como éste no indica un fallo de diseño que
pondría en peligro el programa", se defendió Richard Aboulafia,
vicepresidente de Teal Group, una asesoría de aviación con sede en Fairfax
(Virginia), en declaraciones a Bloomberg.
Las reacciones, los comentarios,
las valoraciones tras el accidente del Airbus A400M en Sevilla se han centrado –como
no podía ser de otra forma- en lamentar la pérdida de vidas humanas de cuatro
trabajadores de la empresa que los “intenta” fabricar en Sevilla.
Pero hay otras valoraciones que
dejando, una vez más, inerme a la ciudadanía no se están haciendo.
Mariano Rajoy, en campaña
electoral en las Canarias, siendo fiel a sí mismo, se ha apresurado a “escurrir
el bulto” y en hacer recaer en la empresa constructora toda la responsabilidad
del accidente.
Pero el mismo produce una serie
de interrogantes que por motivos de “sanidad pública” deberían aclararse.
Por ejemplo: ¿Cómo se autoriza a
una empresa privada para que programe un vuelo de pruebas de un avión cuyo
diseño lleva años de retraso y con problemas de seguridad, despegando desde un aeropuerto civil, en un
día semifestivo de máximo uso de pasajeros?
Pero un relato pormenorizado de
los detalles del accidente pone al descubierto mucho más que una frivolidad de
la autoridad competente para impedirlo. La sangre fría del piloto hizo
estrellar al avión siniestrado en un llano de tierra de labor, pero a 1,5 kilómetros de una terminal repleta de
usuarios, a 400 metros de un polígono industrial con gran actividad laboral a
pesar de ser semifestivo y a 300 metros de un hipermercado en horas punta de consumidores.
¿Y si el piloto no hubiera hecho
gala de esa profesionalidad? A estas horas solo tendríamos lamentaciones
evasivas.
En Sevilla hay un aeródromo militar
en Tablada, una base, de teórico uso conjunto en Morón, a 40 kilómetros y otra
de idénticas características en Rota, a poco más de 100 kilómetros. ¿Porque el avión tiene que despegar y estrellarse
cerca de un aeropuerto de máximo uso, de un polígono industrial en horas de
trabajo o de una gran superficie comercial a pleno uso?
Se perfectamente que nadie va a
responder a estas preguntas y que centraran sus esfuerzos en eludir todas las
responsabilidades y hacer el discurso triunfalista que desde que se inició el
proyecto vienen haciendo. Véase el vídeo de la “felicidad completa” del
discurso que le escribieron a Juan Carlos I el día de la inauguración de la
planta sevillana. Parecía que estaba resuelto el problema del paro en
Andalucía.
El proyecto Airbus A400M es ya un
proyecto fracasado. “Airbus ha pasado años negociando con los gobiernos sobre
un proyecto que se inició en 2003. Los
costes de la aeronave han ido escalando por múltiples problemas técnicos y de
software y ya está seis mil millones por encima del presupuesto inicial de
25.000 millones. Los sobrecostes han llegado a ser tan abrumadores que el director
ejecutivo de Airbus, Tom Enders, ha amenazado con desechar el avión.” Esto se
dice en la prensa alemana, uno de los nueve países que financian la macro y
ruinosa operación industrial.
Con todos estos problemas sobre
la mesa, nadie, escudándose en el dolor
de las víctimas, ha esbozado la más mínima asunción de responsabilidades de
unos riesgos para la ciudadanía que están mucho más que visibles.
El telón no ha llegado apenas a
levantarse. Pero los “tenores”, como siempre, ya están cantando otra “ópera”.
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