La desfachatez se junta con la
prepotencia, lo cutre se une a lo siniestro, el soborno se intercambia con los
sobres, el robo copula en el seno de este partido de los banqueros rescatados y
hasta los suyos lo ven como un “hombre sin palabra”. En medio de todo ello
brota, con jeta propia, José Antonio Nieto.
Es posible que se le olviden las promesas electorales, pero
ayer emuló a su jefe, el gallego que trota, para situarse en exclusividad en lo
“normal” y llamar por omisión, “anormal”,
“paranormal” o “subnormal” a la mayoría de la población de Córdoba que
no lo va a votar. Ni a él ni a su partido.
Según las encuestas, en el mejor de los casos, a su
candidatura la votaría un 30 por ciento del electorado, que también
difícilmente superara el 60 por ciento del censo total. Quiere decir que a
Nieto y sus apaches, disfrazados de demócratas, lo votarían, directamente, el
18 por ciento de los que viven cerca de la Mezquita, antes Mezquita.
Y este niñato de la Campiña terrateniente, bruñido por
gominas y visones de cónyuge de general, se apropia, en exclusiva, de la
“normalidad”.
Su figura está en la
órbita clásica del médico que no ha pasado una consulta en su vida, la del abogado que jamás ha defendió un
pleito. Es, Soberano, pura casta. Y pertenece a esa herrumbrosa solera de los
aparatos de los partidos. “Hombre de partido”, dicen. Que es concepto que se
aproxima bastante a la inutilidad marchante.
Con eterno sueldo pringoso derivado de las eternas “donaciones” de
empresarios, a la espera de privatizaciones y contratos de servicios y obra
civil, tiene una verborrea, pura creación de don Manuel y el José Mari.
No se trata, pues, de una cuestión política o procedimental. Es algo que se hereda por el culo. Su estética calca presidentes de diputación
recontando billetes y desfiles fashion week de asociaciones Provida.
Como modelo exclusivo, con rostro de efigie, no
denota un mínimo pliegue, no concede mirada alguna alrededor. Va al
Ayuntamiento esquivando desahuciados, consumidores de agua potable cortada, como
un capataz-paso-palio recién peinado.
Pero, ¿qué siente este modelo de galán trasnochado, cantante
de tangos de la derecha? Sus actuaciones parecen el fruto de una reflexión ególatra
calculada al mayor interés. En su conjunto evoca al Aznar amigo de Gadafi y al
retoño en femenino de Carlos Fabra.
¿El Bien o el Mal? Digamos que el dinero, la nómina y la
posibilidad real de adjudicarse en subasta privilegiada una vivienda fruto de
un desahucio. ¡Que se jodan, dijo la niña! Y corrobora Nieto. ¡Que se jodan los
del Rey Heredia, que no son “normales” y que no me van a votar nunca.
Nieto, su gomina y su rostro de señorito, recién bajado del
caballo, viven –y comen- de su “anormalidad”. Sobrevenida.
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