Una vieja ciudad de un viejo
país. A través de una pantalla parlante
una presentadora desgranada la corrupta actualidad. Presidentes que mienten a
conciencia, desde el fondo mismo de la mentira, raptores de la democracia en
forma de leyes de “seguridad ciudadana” y caciques de diputación condenados a
pírricas condenas.
-
Camarero, póngame
un medio de “amargoso”
Un “medio” es medio cuarto de
litro y “amargoso” un vino varietal de Montilla-Moriles. El país se cae a
pedazos de podredumbre y desempleo. Los ministros
del ramo arriman millones y más millones a los bancos, mientras recortan a pensionistas,
dependientes, educaciones y sanidades. Y el oleaje seguía.
Entre toneles y anaqueles, en
aquella taberna de barrio de la vieja ciudad, el mundo desfilaba entre tinieblas
y ladrones de Boletín Oficial. Los despojos de un mal llamado “estado de
bienestar” caían en forma de pensiones
congeladas, milagrosamente salvadas del total naufragio de los derechos
sociales.
Acodado sobre el mostrador, el
hombre veía desfilar la tragedia: una muchedumbre de parados, inmigrantes con
las carnes abiertas por las cuchillas de la frontera, alevines de fascista
insultando a la memoria. La histórica y la asesinada en viles cunetas. Aún le
resbala la luz del mediodía por la solera vínica, cuando el camarero le espetó:
¿Cómo está el vino?
Ametrallado por la triste
realidad el hombre, seco de palabra y de gestos, apenas contestó. Quieren hacer una nueva ley de “servicios
mínimos” en los casos de huelga. Criminalizar la huelga, pensó. Ante el múltiple
entierro de las libertades, huelga, manifestación, expresión… el hombre se fijó en unos boquerones en vinagre
que asomaban por el portillo de la cocina.
A la voz del ángel, huyeron los
pueblos, dijo el profeta. Y decidió como en un acto de suprema rebeldía:
Camarero, póngame otro medio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario