“A la voz del ángel huyeron los pueblos,
quedaron disipadas las naciones y al recoger los despojos de los muertos el
Señor de los Ejércitos fue ensalzado”
Isaías.
Una generación de ingenuos se llegó a creer aquello de los “valores”
del humanismo cristiano, de la sociedad
organizadas en democracia, del respeto a la ley y de las garantías de los derechos básicos a
sanidad, educación y vivienda.
Mientras, otros, corrían hacía los bancos de Panamá a crear
sociedades pantalla con una complicada ingeniera financiera con circuitos con
parada y fonda en las Islas Vírgenes , Delaware o Aruba, para terminar en
Andorra y Suiza, con el deseado “cero impuestos” en sus sospechosas y escandalosas
fortunas.
No son muchos a nivel planetario, pero son los más
importantes: Jefes de Estado, Primeros Ministros, Hermanas o Tías de Reyes,
Deportistas de Élite, Escritores, Artistas, entornos de dictadores. Con un
concluyente origen: de los cinco continentes
.
Son la casta. Soberano, pura casta. De ladrones, elusores fiscales, mangantes,
cómicos de la libertad, la estafa y el engaño. Y mercaderes de la palabra.
Nos han llenado la vida de grandes frases y vocablos.
Patriotismo, la ley es igual para todos, esfuerzo colectivo, que pague más el
que más tiene, solidaridad… Hemos oído sus discursos, tan llenos de cinismo
como de usurpación y… al final venimos a desembocar en la cloaca que es el
mundo en estos días.
Dos terceras partes de la humanidad pasan hambre física. Los
pueblos son víctimas de las guerras económicas que declaran sus teóricos
representantes o gobernantes, y al final, tras la muerte, el éxodo, la sangre y
la miseria están sus mezquinos intereses: petróleo, energía, falsos
patriotismos y sus cuentas. Cuanto más ocultas, parapetadas y en mínimos
estados de pandereta, mejor.
Dicen algunos que esto es la agonía del capitalismo. Y me
gustaría creerlo. Que su “modelo” ya no da para más que para el lujo
desenfrenado de una minoría, atiborrada de asesores fiscales, bancos amigos e
impuestos sin pagar.
Presumen de “liberalismo” y cuando estallan las burbujas que
ellos mismos han propiciado es el Papá Estado el que tiene que salir al frente
y pagar con el dinero de todos, sus miserias políticas e ideológicas.
Si alguien dijo una vez. “Que paren el mundo, que me bajo en
la próxima” es ahora cuando tiene más virtualidad. ¿Cómo se puede convivir en
una planeta en el que están la Tita Pilar, Cameron, Macri, Le Pen, Putin, Vargas Llosa, Trump, y, sobretodo, Montoro, Cristóbal?
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