El asunto no es ya una mera
cuestión de intereses partidistas o afinidades ideológicas. Es de mucha mayor
trascendencia: se trata de una cuestión estética.
¿Puede todo un magistrado de la
Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, designado como ponente del mayor
caso de corrupción que se conoce en nuestro país, cometer cincuenta faltas de
ortografía en el escrito en el que “tiene
el honor de informar” que no piensa abstenerse en el caso, pese a estar
recusado por cuatro acusaciones populares y cuestionado además por la Fiscalía
Anticorrupción?
Pura estética. El juez, apoyado y
defendido por el PP en toda su carrera, viene ahora a poner el estrambote a la
situación de la Justicia en nuestro país, parte integrante de la “Marca España”:
faltas de ortografía de alumno de Primero de ESO, faltas de concordancia,
mayúsculas que faltan, verbos mal conjugados, vocablos sin acentuar y sobre
todo, en plano estilístico, mucha chulería, arrogancia “marca de la casa” (el
PP) y absoluta necesidad del suicidio para la globalidad de los miembros de la
carrera judicial que albergan al tal energúmeno entre sus cargos de más rango.
Para aprobar una simple plaza de
auxiliar administrativo en un ayuntamiento de cuarta se precisa superar una
oposición, no cometer más de dos faltas de ortografía en una misma prueba y
hacer un examen sobre diecisiete temas que domines al dedillo.
A la luz del escrito del señor
magistrado, ¿Cómo ha llegado hasta ahí? ¿Cómo ha aprobado sus oposiciones
con ese bagaje mental y cultural? ¿Cómo
ha superado los exámenes de la carrera de Derecho? ¿Estaba ya el PP al control de
ese desaliño con futuro partidista?
La composición del Tribunal
Constitucional, “criada para todo del Gobierno”, estuvo cuatro años bloqueada
porque el Partido Popular exigía el
nombramiento de esta “pieza” o leche de sus ubres, sin que se acreditará un
mínimo de años indispensables en su profesión para determinar la idoneidad de
sus capacidades y conocimientos. Uno de los muchos pactos o tejemanejes, mucho
más habituales de lo que los ingenuos votantes piensan, desbloqueó el asunto y
este émulo de George Clooney fue investido como uno de los honorables miembros
que velan por nuestra Carta Magna. ¡La pobre!
El sábado final de una Feria de
Córdoba fue visto tomando numerosas copas en la caseta ferial de un partido
político. ¿De cuál? ¡Bingo, “La Gaviota”, del PP! En la madrugada siguiente fue
detenido en el Paseo de la Castellana de Madrid conduciendo su moto de gran
cilindrada, dando una tasa de alcohol el triple de la permitida y sin el casco
reglamentario. El casco fue encontrado en otra caseta de feria al día
siguiente.
Es decir, que el magistrado que
va a juzgar a la mayor trama de corrupción multimillonaria que se ha dado en
este país, no sólo comete 50 faltas de ortografía en un escrito, sino que
conduce cuatrocientos kilómetros con una sangre bañada en alcohol,
exquisitamente ferial.
La “Marca España” es algo
proteico, que se compone tanto de toros
de la Vega, de Marilós al micrófono como
de jueces sin casco. No me atrevo a decir sin cabeza, pero puede.
¡Vallamos pues por partes!
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