Cada día hay más gente hastiada,
que abomina de unos gobernantes tan inútiles como altaneros, tan ineptos como
desinformados, tan pegados a lo fácil como carentes de capacidad de iniciativa.
Veamos sino con el ejemplo del
pasado fin de semana. A Grecia, o a su pueblo, lo rodean por tierra, mar y
aire. Los gobiernos de la mal llamada “Unión Europea” lo chantajean con el
miedo, con bravuconadas bancarias, las cavernas mediáticas –hasta la del
interior- sacan a relucir su arsenal de mentiras, desinformaciones y encuestas
manipuladas, y en estas, el pueblo griego, decide por amplia mayoría, nada de “ajustadas”
como decían, 61-39 %, que ya están bien de convertir deudas privadas en
públicas, de hacer pagar la cuenta de los tanques adquiridos por la derecha
militarista a un pueblo exhausto, de pensiones recortadas al límite o de
sueldos instalados en la miseria.
Se conoce que los 300.000 millones
de euros de la deuda griega son en su mayoría deuda privada, de los bancos
griegos tan mal dirigidos y administrados como las desaparecidas cajas de
ahorro españolas, inversoras en “burbujas” ante la mirada estrábica del Banco
de España, preocupado de que no subiera el salario mínimo. Se conoce que el 60 % de esta deuda son
gastos en armamento, impuestos por las bancas alemana y francesa a gobiernos “primos
hermanos” de los que ahora se ponen de “serios y cumplidores”. Se conoce que
solo el 10 % de las teóricas ayudas concedidas en dos rescates ha llegado a
Grecia, y que han ido directamente a los
bancos de esas nacionalidades que han sido los realmente “rescatados”.
¿Y qué ha dicho el pueblo griego?
Qué se metan su euro donde les quepa si su permanencia en esa entelequia
corrupta y adocenada a la que llaman “Eurogrupo” es a base de arrastrar –aún más-
a la ciudadanía griega a la miseria.
Hasta el bochornoso FMI, de la no
menos bochornosa Lagarde, reconoce que es necesaria una reestructuración y
quita de la deuda, que las llamadas medidas de “austeridad” son tan injustas como
ineficaces y que Europa va al fondo del barranco del desastre –donde se merece-
si no cambian sus políticas y métodos.
Y vemos a ese coro de papagayos
corruptos – Merkel, Rajoy, Draghi, Junckers, Schultz...- con la cara
descompuesta, entre la ira y el miedo, escondiendo, al mismo tiempo, sus
vergüenzas y su derrota.
Sobre este estiércol no pueden
esperarse milagros. Y entonces cobra sentido la definición del Rafael Guerra,
torero cordobés del finales del siglo XIX, un teórico analfabeto, pero un sabio
en realidad: “Lo que no pue ser, no pue ser”. Y añadió: “Y además es
imposible”.
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