viernes, 12 de febrero de 2016

El gobierno de los panolis y las berenjenas



En un país nada imaginario, en un solo día, cualquiera,  de una semana cualquiera, pueden ocurrir –juntas- todas estas cosas.

Por la mañana, un ex presidente autonómico declara ante la máxima Magistratura del país, con toda impunidad, que su multimillonaria fortuna se debe a la herencia de su padre, tan imaginaria como nunca declarada.

Casi a la misma hora, otro ex presidente autonómico, tras casi nueve años de lenta instrucción, reconoce que ha podido cometer delitos en el empleo de fondos públicos para enriquecer a un miembro de una casa real, tras acordarlo mientras jugaban una partida de pádel.

Una emblemática alcaldesa de una ciudad, foco sempiterno de corrupciones, expolios y robos de lo “publico”, es declarada miembro suplente de una inútil cámara parlamentaria, refugio de dinosaurios y cocodrilos de la actividad política, para eludir la muy probable comparecencia ante un tribunal juzgador de sus millonarias tropelías.

Por la tarde, un cuerpo armado efectúa el tercer registro en dos semanas en la sede regional del partido que ha gobernado y gobierna en funciones a esa desgracia de país.  Se trata de comprobar la financiación ilícita y la concurrencia en doppinng a las elecciones de una castiza presidenta regional, ligera con el automóvil y con los dineros de todos.

El presidente en funciones del país, un acrisolado panoli, de cómico braceo al caminar, responde ante los periodistas que no se verá en nada mermado por el enésimo –ad infinitum- caso de corrupción del partido que panolimente preside.

Mientras tanto la prensa bancaria o caverna de Alí Babá del mentado y desgraciado país hacía editoriales, titulares y cabeceras del caso de dos titiriteros que ante treinta niños de barrio, hacían en su ficción, desplegar a una muy imaginaria bruja una pancarta, calificada de “exaltación del terrorismo” por los muy preclaros magistrados de ella (la desgracia). Esta era el principal problema de esa berenjena de país.

El juez y la fiscal de la “desgracia” (país) dejaban en libertad tras cinco noches en prisión incondicional y sin fianza a los titiriteros, con obligación diaria de comparecer en una comisaría y retirada del pasaporte.

Los dos ex presidentes autonómicos, la alcaldesa y el panoli están en absoluta libertad sin cargos, con su pasaporte disponible para destruir todas las pruebas que hagan falta y la noticia de sus desalmados actos relegadas al fondo de las peores páginas del saco de mentiras de sus medios desinformativos. 

Toda mi filosofía se reduce a que esta crueldad de la manipulación de la vida real de la ciudadanía, la imbecilidad humana y los zarpazos del papanatismo no me ciegen hasta el punto de ignorar que este es el momento en que gobiernan las berenjenas. Quiero decir la cleptocracia. Quiero decir los ladrones.


martes, 9 de febrero de 2016

De títeres y guerras civiles





“Bien amado San Simeón
quien para poder servir mejor al señor,
hizo un títere de él mismo para ridiculizar al pecado
y ayudarnos a ser fuertes en virtud.”

La jauría mediática y sus amos del Ibex y la Banca hace tiempo que declararon la “guerra civil” contra el gobierno de la ciudad de Madrid y en particular a su alcaldesa, Manuela Carmena, que para ellos simboliza el rojerío que puede gobernar el país contra sus “sagrados” derechos de especulación y latrocinio impunes.

Estos perros amaestrados de la editorial y la pluma alquilada han hecho circular y magnificado una falsedad con la que se vienen lucrando políticamente desde hace lustros. Es la veta y mena ideal para tapar sus infinitas corrupciones: ETA.  Todo lo que es contrario a sus bastardos intereses es ETA o toca la vena sensible del “padecimiento” de las “víctimas”. Hay trescientas mil víctimas mal enterradas en cunetas que no les mueven lo más mínimo, pero ahora se han buscado la habitual fiscalía afín, un juez franquista, ex policía “duro” –en sus tiempos comisariales desapareció “El Nani” y su cadáver-  han ido tras los autores de una desafortunada obra de teatro de guiñol y han creado, desde la nada, un caso de terrorismo, a la vieja usanza, lo que ha motivado una  injustificable prisión incondicional para  dos detenidos.

Los grandes estafadores, de los Pujol a Rato, Bárcenas o Blesa, libres para huir o destruir pruebas, mientras encierran sin fianza a dos marionetistas.  Este es un país de marionetas. De Valle-Inclán y sus esperpentos. Se llamen Mariano o Barberá, Felipe y sus puros o Aznar o sus hijos buitres.

Todos somos ETA. Todos somos títeres. Todos somos corruptos (o cómplices).  A todos nos puede pegar un tiro Jiménez-Losantos, que no habrá un fiscal diligente ni un juez fascista que lo juzgue o encarcele.

En estas llega una tal Susana, que ejerce de “bien pagá” en un cortijo andaluz y dice que Carmena, la pobre, “tiene que hacérselo mirar”. Ella, “miembra” de un gabinete-gobierno con dos expresidentes y cincuenta altos cargos imputados en robarle el dinero a los muchos parados de Andalucía, no.

En este país o cortijo para ladrones no existe la libertad de expresión sino para humanoides como Losantos o borrachos de las tertulias, tipo Miguel Ángel Rodríguez, todos los demás al trullo, donde esperan los ejercientes del derecho de huelga o los que roban gallinas para matar el hambre.

A Carmena, como “mal ejemplo” al que se puede imitar le han declarado la guerra. Desde el vomitivo “ABC” hasta el esquizoide “La Razón”, pasando por doña Susana la Trianera. Este es su 18 de julio.  De aquí hasta que “cautivo y desarmado el ejército rojo”,  las triunfales huestes de Rajoy-Rita-Cifuentes y el bipartidismo cutre de los partidos podridos llegue a su triunfal primero de abril.

San Simeón, patrón del titiritaje, ruega por nosotros. 

domingo, 24 de enero de 2016

Los reyes del mambo




La palabra mambo sirve para denominar un género musical y un baile originario de Cuba. El mambo fue creado a finales de los años 30 por los hermanos Israel Cachao y Orestes Lopez, después vinieron Arsenio Rodríguez, Pérez Prado y el mafioso Xavier Cugat.
Ellos serían, en puridad, “los reyes del mambo”  pero en nuestra cotidianidad hay otros “reyes” y otros “mambos”.
Por ejemplo, un tal Felipe González, se cree uno de estos reyes.  Con una juventud de brazo en alto, después de pasar por la pana, ha vuelto a sus orígenes: el puro, el yate y la exaltación de francos y pinochets.
Hay un tal José Mari que dice que “habla con Dios” para que lidere la humanidad y que tras afeitarse el bigote de Charlot que tenía, se dedica a vislumbrar “armas de destrucción masiva” en países con pozos de petróleo y a cobrar comisiones de todas las guerras que en el mundo son. También da conferencias a 50.000 euros la pieza, pone al buitre de su hijo a buitrear viviendas de desahuciados  y alerta a todo el mundo del peligro de los boliviarianos que son los “otros”.
Por el barrio de Triana hay una señora que habla, en femenino, como el tal Felipe, que se envuelve todos los días en las banderas de Andalucía y el socialismo de fabricar ERES y que es más de derechas que “los collares de doña Carmen”. Ahora, pura ambición hibernada, quiere que se estrelle un correligionario, para quedarse ella con el santo y la limosna de la ruina que sobreviva.
Por los predios de La Moncloa hay un gallego malasombra, al que con sólo ver el ridículo braceo que tiene al caminar puede uno imaginar la calidad panoli de lector de “Marca” que tiene. Este trotón –o trotona- nos lleva amargando la vida los últimos cuatro años, a base de pagar las deudas de los bancos, convertir en públicas las privadas (las deudas), recortando derechos y prestaciones, y gobernando a título de inventario para los intereses del 1 por ciento de la población. Ahora, puro eslogan neoliberal, quiere seguir gobernando otros cuatro años… para salvarnos. ¡Si esto es la salvación mejor el naufragio colectivo!
Cada vez, sus coronas y sus ritmos caribeños de mierda, bombardean más cerca.
¡Hyuuu…” gritaba el batería de Pérez Prado! Mantener la estabilidad, la recuperación económica y la unidad nacional – de sus sobres, sobornos y financiaciones- gritan estos “reyes” del mambo de Spain.
Para salvar el pellejo habrá que refugiarse en el hoyo que ha dejado la bomba que ha matado al compañero. Pero no que creo que funcione. Creo que lo mejor es cambiarse de país. O quizás de “barrio”.

miércoles, 20 de enero de 2016

La bien lavá




Na te pido,
na me llevo,
me voy de tu casta
olvídame ya,
otros me han votao
que no son peperos
no maldigas vice
juega al Candy Crash.

No me peino
no te peines,
si salta un piojo
es peor pa ti,
no me eches en cara
que fue de mis rastas
solo tus melenas
te pican a ti.

Bien lavá
si tú eres la bien lavá
porque te vota el PP
no creas que no se lavan
quien no roba ese parné.
Bien lavá
bien lavá,
bien lavá
fuiste mujer.

No te engaño,
 eres “casta”
no creas por eso
que yo me enfadé
vete ya a la “Mesa”,
conecta la tablet
juega tu partida
que sabes hacer.

Na te pido,
na me llevo,
entre esas paredes
¿qué pactos habrá?
“Me das mayoría”
en la “Mesa” chica
y una presidencia el PSOE tendrá
y  todos los “limpios”
la olla comerán.

Bien lavá,
bien lavá,
bien lavá,

fuiste mujer.

lunes, 18 de enero de 2016

El paraíso del bipartidismo






Un día oí a un importante político decir: “Al hilo de la intervención, la complejidad de los estudios estatutarios podrán ser analizados hasta el detalle de la realidad, pieza clave en el desarrollo del futuro de España. Hace falta algo más que sentarse en el gobierno para gobernar.” Fin de la cita.

Como la cita había terminado, yo,  anonado, con todos los deseos olvidados, me fui al último rincón de mi vivienda a desintoxicarme. Trataba de alcanzar cual era la “pieza clave en el desarrollo del futuro de Spain”,  cuando escuché a otro político de otro partido decir esto:

“En cualquier caso, el instrumento de prospección social podrá concebirse en un marco adecuado y por tanto, puede seguir nuestro ejemplo. España necesita un presidente decente y usted no lo es.”

No quería rechazar ninguna pasión, pero las palabras vacías me salían por los oídos, me di una tregua conmigo mismo. Había leído a Tagore decir que antes de llegar al infierno verás volar en la oscuridad una mariposa escarlata que serán unos labios.  Debía de ser algo de esto.

Recordé un día que en una pausa en un encierro laboral hablé con un viejo luchador. Calmado, tranquilo, todo sensatez,  me dijo que cualquier conquista laboral o social no se hacía en una hora, ni en un día, ni en una huelga. Me contó que era calderero, uno de los oficios más duros que se conocen.

Todo el día moviendo, cortando al fuego o soldando hierros. Y que la dureza de este trabajo, después del dolor de huesos, te hace recapacitar sobre la inmediatez de la cosas. De cómo hay que golpear al hierro para que se ablande.

Me di cuenta, por ejemplo, que el discurso del primer político era revelador de un duro acero. Era el sistema, el poder económico tapado, ahíto de mentira y verbo vacío.

Y que la puesta en escena del segundo era pura parafernalia. Quizá, el mismo sistema, tapado y oculto, pero dirigido –sólo en campaña electoral- a la sensibilidad de otras gentes.

Pedro, el calderero, tenía ya más de sesenta años y cada día tenía que mover planchas de acero de tres toneladas, estaba acostumbrado a los “grandes pesos”, hablaba de que había que dar bastantes martillazos, por eso no tenía prisa.

Cuando mi hígado se repuso de tanta palabrería, de tanto discurso banal y fatuo, me acordé de la serenidad de Pedro, el calderero. Nada le impresionaba. Había estado tres años en una cárcel franquista, y cuando salió libre siguió siendo militante y haciendo pintadas a las doce de la noche, cuando se tenía que levantar de madrugada. “Ser” o “hacer” política era esto. Luchar contra el acero y no morir ahogado en la mentira.

No hemos llegado a la gloria y hemos bajado varias veces al abismo. Al penúltimo le llamaban “transición democrática”. El último era “recuperación económica y unidad de la patria.”


Estoy en una taberna de Córdoba y veo el aletear del vino como una mariposa escarlata. Pero estoy seguro de que no estoy en el infierno. “El infierno son los otros” (J.P. Sartre)

viernes, 15 de enero de 2016

La caverna se llena de piojos




Treinta y ocho años han pasado, treinta y ocho veranos, treinta y ocho  largos inviernos desde que en un cálido día de junio, dicen, que se instauró la democracia en España.  Es mentira. Aquella oligarquía que había sometido al pueblo a sangre y fuego, se hibernó, decidió larvarse y aparentar que aceptaba la “transición democrática” pero siguieron en sus cuarteles de invierno.

Hace sólo unos días se ha constituido la XI Legislatura y hay que verlos desafiantes, insultantes, autoritarios, refugiados en sus camadas negras. Cayetana, Celia, Pilar Cernuda, las editoriales del “ABC”, de “ La Razón”, de “El Mundo”, de “El País”, las tertulias de la 1 o de 13 TV, los programas de la COPE.  Están ahí y son los mismos. Esta caterva espera que, como a  Franco, sólo los juzgue la historia.

Les parece un crimen que una diputada dé de mamar a su bebé o temen una infección de piojos por el peinado de un diputado.  Pero han estado ahí, viendo y alentando a un presidente de Gobierno mandando mensajes de ánimo a un delincuente. Amparando el mayor escarnio legislativo a los derechos populares. El retroceso imparable de libertades y derechos. Pagando la ruina especulativa de los bancos con dinero público robado a pensionistas, desempleados y prestaciones sociales, callados como lo que son, putos.

La caverna, adicta a la corrupción, no ha dicho nada. Ahora vulcanizan editoriales sobre el que la gente de la calle, sin corbata, con camisetas, con rastas, ocupe las tribunas pensadas para recoger la sociedad múltiple, diversa y real, la voz de los sin voz pero, su verbo se ha hecho corrosivo por el miedo de sus señores. De los banqueros propietarios de su caverna de medios, de su opinión y de sus vidas.

Desde esta altura de la vida uno vuelve la mirada y no encuentra en aquel espacio sórdido  de la dictadura ningún valor de civilidad.  Sólo miseria política, hambre y piojos, que, miméticamente, reaparecen con el miedo.

Los han visto en el hemiciclo, antes estaban en la calle o rodeando su parlamento de ricos y les ha entrado el terror. Con perdón, la cagalera. Este miedo, esta diarrea, se refleja en sus voces y plumas pagadas. ¡Están cagaos!

Su trascendencia son los criterios de amamantar, los trajes de los Reyes Magos, el mal olor que soporta una alcandora facha o los posibles piojos de un ingeniero químico. El que se robe por quilos, se cobren comisiones, se escondan en sociedades pantalla en las Antillas Holandesas y se tapen detrás de una columna, no tiene ninguna importancia.

El día en que enterraron a Franco, tras la llamada de un amigo, abrí una botella de coñag que creí que era el mejor que podría comprar, y de madrugada, en la cama, alcé mí copa hacía el futuro. Cuarenta años han pasado. A partir del momento en que una losa de mil kilos cubrió los despojos del dictador, sus descendientes se quedaron sin dialéctica, sin argumentos, juntan letras, reunidos en una caverna y siguen anclados en la voluntad del tirano.

Están preocupados por los piojos que les pueden contagiar. Sin darse cuenta que ellos mismos, son el contagio.

Ellos, son los piojos

miércoles, 13 de enero de 2016

Sólo literatura




(Basado en un relato de Manuel Vicent)

Estaba en la terraza de un bar leyendo el periódico y de pronto se enteró de que había habido elecciones generales pero él no se había enterado de nada, porque el acordeón sonaba igual y las noticias del periódico eran exactamente las mismas.

Algunos diputados eran imputados por asociación criminal, alguien había grabado a otro alguien triturando documentos reveladores de una contabilidad en B y un ministro revelaba que tenía un ángel de la guarda particular cuando iba a aparcar su vehículo. El músico indigente continuaba tocando y el sol de enero brillaba sin calentar.

Comenzó a sospechar que algo raro había sucedido cuando en el televisor de la terraza cubierta, vio a una diputada dar el pecho a su bebé en su asiento parlamentario, mientras otra jugaba al Candy Crash en el suyo de la  vicepresidencia.

Después vio a un tipo sin corbata, apoyado en el escaño de otro muy encorbatado, con cara de empleado de Banca en excedencia, debían de estar pactando como repartirse algo, pero no le importó demasiado porque parecían el mismo diputado en dos personas distintas.  Todo era tan igual, tan normal, que aquel hombre siguió tomándose el aperitivo en aquella  terraza,  una mañana de enero, bajo los árboles fríos y dorados.

En la terraza había parejas jóvenes con niños y un caballero con aspecto de militar retirado observaba atentamente cómo en el alcorque de una acacia defecaba su perro. A fin de cuentas, el cambio  de parlamentarios,  era algo tan lampedusiano, como la caca de un perro: “Que  cambie algo para que nada cambie”.  

Pensó sobre el tiempo que había pasado en la anterior legislatura  y se llevó una sorpresa al comprobar que de los últimos cuatro años  solo recordaba una acción abortada de rodear el Congreso,  los siete colores del arco iris y la espuma de la cerveza  que en el verano se había tomada en la playa.

En ese momento alguien se acercó a pedirle fuego y después de prender el cigarrillo, le preguntó: "¿Se sabe ya quién va a ser el próximo presidente?". “Todo está pactado y bien pactado”,  le contestaron. Consúmmatum est.

Cuando el músico mendigo cesó de tocar el vals con el acordeón, le tendió una lata de cerveza  pidiéndole limosna y el hombre le entregó una moneda acuñada con la efigie de un rey, cuya hermana se sentaba en banquillo judicial esos días.


 A su alrededor sucedían estos hechos curiosos, aunque, en realidad, la única prueba de que había habido elecciones era que un señor con barba, con acento gallego, ya no se sentaba a leer el “Marca” en un despacho con banderas y escudos de algo indefinido, con sabor a lentejas, a lo que llamaban “la patria”.