jueves, 9 de abril de 2015

La ciudad iglesia




En aquella ciudad fantasma reinaba un fuerte, único olor: el incienso. Los supervivientes vivían en aroma de sacristía.

Todo había sido inmatriculado. El laberinto de sus calles milenarias había sido sellado por el pergamino de la “innombrable”. Los fugitivos habían huido dejando sus casas y propiedades con las puertas abiertas. Los palacios, las mansiones señoriales, las cafeterías, los baños, las pastelerías… habían pasado a ser escrituradas  a favor del Gobierno de los Canónigos.

El viento había derribado los anaqueles de algunas viejas tabernas, cuyo líquido contenido había sido expropiado y libado en aquelarre para la Santa Misión.  Los patios, floridos en sus macetas de fiesta, estaban poseídos por la oración reglamentaria.  Desde el patio de los naranjos de nereidas de azahar salía cada mañana la stasi clerical, el incansable dedo,  que revisaba sus inmensos bienes registrados y hurgaba minuciosamente en alguno que se le hubiera escapado al celo de los deanes.

Ni los perros, exorcizados, transitaban por las calles. Bajo el polvo que se iba acumulando en las infinitas posesiones de plazas, mercados, pocitos, triunfos… otrora públicos, crecían altares, cruces de hierro y penitenciales, imágenes horrorosas de cristos martirizados y vírgenes en su lento carro de bueyes rojos.

Los habitantes, deambulaban, sonámbulos o fugitivos,  por las aceras llenas de derretida cera, restos de autos de fe carbonaria y piras inquisitoriales. Los capelos se reflejaban en las esferas de todos los relojes desteñidos y al final de cada jornada una muchedumbre de rezos repetía la imagen fija de los sucesivos espacios: un obispo, con cara de campesino aragonés, que había iniciado la antigua cruzada expoliativa.

Las leyendas decían que el camino de aquella “salvación” se inició en una antigua mezquita, que se inmatriculó a escondidas, se convirtió por la fuerza del engaño y de la fe redentora en la Santa Iglesia Catedral y que se extendió en infinitos círculos concéntricos, como un Dante sin Beatriz, por la ciudad votiva, en el frio invierno de las sotanas.

Cayeron plazas, cajas de ahorro, las flores de mayo, los vientos del bosque, los capiteles de las esquinas, la sangre de las venas… todos inmatriculados para y por la tiranía cabildo-catedralicia.

La sequía de la ciudad iglesia, fanatizada por pícaros, místicos de la cuenta corriente, melones clericales e higos chumbos con rosario era en realidad la esencia misma de la peste.


Negra. Ite, missa est. 

martes, 7 de abril de 2015

Albert Rivera, “Riverita de Barcelona”




Albert Rivera Díaz, “Riverita de Barcelona” (Barcelona, 15 de noviembre de 1979) es un torero catalán al mismo tiempo “ciudadano” y de “derechas”, que se inició como novillero en una tienda de electrodomésticos de la Barceloneta y en la escuela “taurina” del ESADE (Opus).

Dio sus primeros muletazos en la plaza preferida de la secta, la monumental de La Caixa, en la que adquirió notoriedad de la mano de un “espada”, Arcadi, actualmente en el ruedo del fascio militante.

Debutó con picadores en la corrida benéfica al Parlament de Catalunya de octubre de 2006, lidiando en los carteles con un original traje de luces… sin luces… y sin nada. Algo que no debió gustar a sus mentores taurinas de “la Obra” que descubrieron que había militado en las “juventudes” de la escuela taurina de Don Manuel Fraga durante tres años y que incluso había llegado a ser apoderado de algún festejo electo-popular.

A partir de ese momento “Riverita”, halagado en su toreo nacionalista hispano y al desnudo, se convirtió en la “mosca cojenera” del catalanismo, abundando en los pases con la derecha, al gusto de los aficionados de sombra, rojigualdas, con corbata y cuenta corriente, al estilo Freixenet y Lara Bosch.

El 9 de marzo de 2008, a “Riverita” le dieron los tres avisos en su intento de triunfar en la lidia del toro “Parlamento Nacional”, saliendo achuchado y sin acta, teniendo que coger el olivo de vuelta a La Barceloneta.

En la propaganda de su festejo autonómico de 2010 apareció vestido, pero con toda su cuadrilla en el fondo difuso con el “traje de Adan”, torero primitivo de la escuela bíblica.

“Riverita” además de lidiador es un apasionado aficionado de la fiesta  y  fue uno de los “diestros” contrarios a la prohibición de las corridas de toros en Cataluña.  Con motivo de este posicionamiento,  junto al diputado del PP, Rafael Luna, y el torero Serafín Marín, salió a hombros de la plaza de toros Monumental de Barcelona la tarde del 26 de septiembre de 2010.

«No aspiro a ser un “torero” (político) profesional, sino a ser un profesional dedicado temporalmente al toreo (política) ». Esto dicen que dijo “Riverita” emulando a Rafael “El Gallo”, que está dispuesto a abaratar el precio de las entradas de sol del ruedo pepero nacional, con un toreo de salón que guste a los descontentos y que equivalga –con la mano derecha- al toreo “populista” de Pablo Iglesias “El Coletas”, más del gusto de los aficionados desahuciados y de la solanera.

Mariano Rajoy, “El Calambres”, está temblando porqué los críticos taurinos que cobran el sobre mediático están creando artificialmente un  modelo de torero conservador enlatado,  que puede acabar con su escuela taurina, acomodada a los toros afeitados como “Financiación Ilícita”, “Donaciones” y “Sobresueldos”.

“Riverita” está crecido ya que comprueba como los toros “populares” se caen continuamente y ya no aguantan los tres puyazos reglamentarios y recientemente han puesto banderillas de fuego a su espada andaluz, Juan Manuel Moreno, “El Bienpeinao”.


Parece que la afición está interesada en nuevas figuras y Riverita tiene sobre todo eso, “figura”. 

lunes, 6 de abril de 2015

El estado de la nación




Tratando de alcanzar alguna perspectiva sobre el estado de la “res” pública en nuestro país no se puede sino estar cercano a la depresión.

La calidad de la democracia ha empeorado hasta límites inimaginables. Se legisla en contra de las libertades fundamentales como las de manifestación, reunión y expresión. Se recortan y limitan derechos laborales, el despido es prácticamente gratis, la mitad de la enorme población de desempleados no cobran prestación alguna. La mitad de la población juvenil está en desempleo total. 

Más de millón y medio de jóvenes ha tenido que emigrar. El empleo es precario y de nefasta calidad. Se encubren las cifras reales de parados con empleos temporales de semanas o días.

Una minoría oligárquica impone su disciplina económica. Se extiende el fraude fiscal y las empresas más importantes eluden los impuestos y alimentan sus filiales en paraísos fiscales. Se han hundido en burbujas especulativas las Cajas de Ahorros, se han rescatado con ingentes cantidades de dinero público los bancos, mientras directivos de unas y de otros cobran unos indecentes sueldos, indemnizaciones y jubilaciones.

La corrupción, alrededor de los contratos de obra pública es apabullante.  Los partidos están financiados irregularmente, sus directivos se autoadjudican sobresueldos en medio de la crisis y el recorte masivo del poder adquisitivo de sueldos y pensiones. 

La justicia en España es para llorar. La administración de justicia no cumple con su misión, no tiene medios, está viciada y sale en defensa del sistema dejando de aplicar el ordenamiento jurídico si este pone en peligro el poder establecido.

Los consumidores están al arbitrio de las grandes compañías. Las empresas eléctricas viven en el paraíso, cobrando la energía más cara de Europa y alimentando fraudes y estafas de tarifas generalizadas.

Los bancos atropellan a sus usuarios de hipotecas con cláusulas abusivas, produciendo 300.000 desahucios al año. A la estafa hipotecaria, a la estafa a los preferentistas, siguen hoy la eléctrica y la del gas.

Hay una burbuja de estafas. Una procesión de esperpentos judiciales, políticos, mediáticos que se quieren santificar con el engaño y el voto cautivo en las urnas.

El Gobierno es una estafa. Los partidos políticos son una estafa. Los gobernantes son una estafa.

España es una estafa. 

miércoles, 25 de marzo de 2015

Análisis de las elecciones andaluzas (3)






Durante un tiempo prologando fui militante del PCE, en la clandestinidad y en la legalidad. Me enfrenté con una parte de su “iglesia” contractual, -casi todos ya en el PSOE- y hace 28 años que no milito. No he debido de seguir el axioma de Heráclito sobre los distintos ríos que te bañan los pies o la cintura, porque a pesar de no tener carnet, mis adscripciones políticas: mentales, emocionales, familiares…  siempre me harán ser del PCE y de Izquierda Unida. O sea, en el mismo río toda la vida.

Hemos vuelto a perder en Andalucía. Casi todo menos la honra.  Hay un lugar común que dice que “la política ennoblece”. Yo creo justamente lo contrario: que envilece.  A nadie ha podido o puede tratar peor la política que al PCE e IU y sin embargo tenemos referentes éticos como Marcos Ana o Julio Anguita.

Nos persiguieron, encerraron y torturaron durante cuarenta años de dictadura. Hicieron leyes electorales como destino preferente (Norma D´Hont), hacemos una política coherente, al lado de los desfavorecidos y de los problemas reales de la sociedad y nos vilipendian, ningunean y nos salen enanos y aprovechados debajo de las narices.

IU cometió un error imperdonable: pactar un gobierno con el PSOE. Para frenar a la derecha, se decía. Creo que no hay peor “compañero de cama” que la formación socialdemócrata. Te “ponen los cuernos” –históricamente- antes de que te des cuenta.  Después de tres años dolorosos de Guerra Civil hicieron al golpe de estado del general Casado. Pactaron con la CIA y las socialdemocracia tibias de Europa (Alemania, Suecia…) una transición y una financiación que tenía como uno objetivo evitar que fuéramos hegemónicos en la izquierda.

Felipe González obvió, ninguneó e insultó a Anguita en todo momento y se hizo la víctima ante una supuesta “pinza” que él, y sus congéneres, hacen cada diez minutos.

En Andalucía nos han tomado el pelo. Nos han usado como freno para impedir las imprescindibles comisiones de investigación, para darse lustre con políticas sociales que ellos, en mayoría, nunca hubieran hecho. La gota que colma el vaso: aprueban con nuestro apoyo unos presupuestos dos semanas antes de disolver el Parlamento.  Racanería se llama el asunto.

Y ahora, los electores, probablemente con toda justicia, nos mandan a picar piedra.  No quiero referirme a Podemos, pero,  ¿qué han hecho cuatro niñatos de camisa limpia, nacidos para fastidiar al emergente nacionalismo catalán, para obtener nueve diputados, cuando nuestros diputados, con el apoyo de una militancia ejemplar y sacrificada se “han partido los cuernos” contra los desahucios, los recortes laborales o sociales, no sólo en una desgraciada legislatura de tres años, sino en los cincuenta años anteriores.

Ajo y agua. Pero no somos una fuerza nacida ayer ni que la desmoralice cualquiera. Cuando los “bipartidos” sean un mal recuerdo en la historia de la corrupción estercolera de esta país, todavía habrá PCE e IU. Aunque tengamos cinco parlamentarios. 

martes, 24 de marzo de 2015

Análisis de la elecciones andaluzas (2)



Las encuestas públicas, las encuestas internas, la dirección del PSOE, la dirección del PP… todo el mundo sabía que el PP se hundía en Andalucía. La única que no pareció saberlo fue la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría que teledirigió un candidato, casi desconocido, con un “centrismo” trasnochado y provocando horteramente a la no menos hortera socialista.

Si alguien tenía dudas, que viera los mítines y actos electorales, desvaídos, sin asistentes y con brindis al sol de los “espadas”. Un ejemplo: de los quince días de campaña ha habido algunos en que el PP de Córdoba  ha tenido un solo acto,  y en un pueblo de la Sierra de menos de 1.000 habitantes.

No les podía pasar sino lo que les ha pasado, que han perdido medio millón de votantes y 17 escaños.

El comportamiento de las direcciones del partido, autonómicas y nacionales, deplorable. Dejaron al candidato sólo en Málaga, después de un falso arropamiento inicial y buscaron al primero que pasaba por allí (el portavoz de campaña, Pablo Casado) para que diera la cara que escondía toda la dirección nacional, con Rajoy viendo el Barça-Madrid pegado al televisor.

Entre la abstención del votante de derechas, cansado hasta estéticamente de su partido y la irrupción más o menos artificial de “Ciudadanos” se han llevado a las urnas o a su casa el medio millón de votos perdidos.

A Ciudadanos lo retrata su candidato a presidente. Juan Marín ha militado, hasta el momento, en el PP, en el PA, en el PSOE, en un partido local de Sanlúcar y en la “marca blanca del PP o el Podemos de Derechas”. Es puro markenting electoral, el partido y travestismo, el candidato.  Se decía, en la mitología, que Saturno devoraba a sus propios hijos, en este caso y de aquí a noviembre, el hijo puede devorar al Saturno de la Caja B.

Podemos ha obtenido un resultado importante, pasar de 0 a 15 diputados, no puede ser otra cosa, pero está lejos de lo que se esperaba y de lo que vaticinaban la encuestas. No se entiende a Podemos si no gana, si no depura y desinfecta este escenario político de la adulterada Transición de las Castas.

Teresa Rodríguez, que inicialmente parecía una buena candidata, no ha dado la talla, con argumentos de poco calado, infantiles y en ocasiones pueriles, hasta se asustó de ir al “debate al 7” y en términos coloquiales “la cagó”.

No porque sea mi amigo no voy a dejar de decirlo. Podemos ha desperdiciado al que podría haber sido su mejor candidato. El abogado e incansable activista de los derechos humanos, Manolo Delgado. Presente en toda causa social, en los movimientos anti desahucios, en el conocimiento de las leyes contra la hipoteca, hasta personado en la causa contra la Infanta, Manolo era el candidato ideal. No lo ha sido ni por la provincia.

En otro momento intentaré analizar lo ocurrido a la formación política de mi desgracia.

lunes, 23 de marzo de 2015

Análisis de las elecciones andaluzas (1)




Tengo un grupo de amigos y lectores habituales de mis escritos que me piden haga un análisis del resultado de las elecciones al Parlamento de Andalucía.

Desde anoche tengo una tensión psíquica y mental que me ha llevado a pensar que no estaba en condiciones de hacerlo con un mínimo de objetivad.

No se me ha pasado el “cabreo”, pero algunas horas por delante, lo intento.

En primer lugar decir un par de cosas dolorosas tras el escrutinio de lo votado que mientras no encontremos otra escala de valores es del máximo respeto: la voluntad popular.

Pues a la “voluntad popular”, al electorado andaluz, y por extensión al conjunto del electorado del todo el país y dicho en una expresión popular andaluza “le importa un carajo la corrupción y los corruptos”.

El PSOE lleva 37 años gobernando nuestra tierra y ha llevado como compañera de viaje a la tangible, acreditable, incluso mensurable, corrupción. No es cosa de 300 imputados en ERES irregulares -incluidos dos ex presidentes de la Junta y media docena de ex consejeros-  o casos de falsos cursos de formación.

Es la existencia de una red clientelar, de una administración paralela con miles de funcionarios y asesores nombrados a dedo, por criterios políticos, que parasitan hasta el infinito un país como el nuestro de los más atrasados en recursos, empleos y actividad económica. No es la existencia de un PER que rememora las viejas prácticas del caciquismo y el férreo control del voto por parte de cargos públicos semi-profesionales.  “Como no nos votes te lo quitamos”. Para resumir.

La zafiedad connatural de Juan Guerra lo definió muy bien hace unas décadas: “Es la hora de que “nosotros” nos hagamos nuestro montoncito”.  Pues eso, el PSOE lleva gobernando demasiado tiempo para que unos “socialistas” de aluvión –sociolistos se dice por aquí- se hagan su montoncito.

Y eso ha quedado demostrado que a los andaluces les importa poco. El PSOE ha sacado en estas elecciones los mismos 47 diputados que sacó en las anteriores. Seguirán gobernando y seguirán chupando. Y haciendo su montoncito.

La segunda conclusión dolorosa es que yo esperaba asistir al entierro y funeral  del bipartidismo y de eso nada. Ni al velatorio siquiera.

Los partidos que se formaron en nuestra sospechosa “Transición” han obtenido 73 de cada 100 votos de los andaluces. Así que a seguir soportándolos. A ellos y a los resultados de sus falsas disputas, a sus teatros  de ideología y a sus pactos públicos o secretos.


Mañana más. 

sábado, 21 de marzo de 2015

Dos cloacas llamadas España y Justicia





El Tribunal Supremo ha revocado una sentencia de la  Audiencia Nacional condenando a tres años de cárcel a ocho manifestantes que participaron en el bloqueo al Parlament catalán el 15 de junio de 2011.

En aquel día miles de personas se congregaron ante la entrada del Palau del Parlament al grito de “Paremos el parlamento, no permitiremos que aprueben recortes” (aturem el Parlament, no deixarem que aprovin retallades).

La sentencia nos pone ante la realidad del penoso marco jurídico en el que vivimos.  Una auténtica dictadura, donde no hay separación entre los distintos poderes y donde se persiguen y se penan drásticamente los derechos de opinión, reunión, manifestación y huelga.

El Supremo, plegado y sometido a un criterio político, enmienda una sentencia impecable en el plano jurídico.  Las manifestaciones no son para pasear o tomar el sol. En ellas se increpa, se ejerce determinada presión para decisiones que son lesivas para los ciudadanos  y no se puede criminalizar a la gente solo por el hecho de estar allí, participar  o  difundir la convocatoria. Los ciudadanos fueron víctimas de los políticos y fueron engañados por sus promesas electorales y tenían legítimo derecho a manifestarse, protestar, incluso impedir el acceso a un falso parlamento donde se iban a concretar esas medidas lesivas contra la ciudadanía y hechas en fraude de ley de sus programas electorales. La sentencia de la Audiencia venía a recoger todo lo anterior.

Es una sentencia dictada contra el pueblo. Contra su derecho fundamental a la manifestación y equipara a nuestro régimen político a uno totalitario de los que con tanta facilidad critica.

En la actualidad hay más de trescientos sindicalistas en espera de juicio por el “delito” de haber participado en distintas huelgas y para los que se piden penas de cárcel de entre tres y ocho años.

Es decir que esta “democracia de los banqueros y los mercados” persigue, restringen y pena derechos fundamentales como la opinión, la manifestación, la huelga y la crítica. Nuestro país tiene una deuda pública equivalente a PIB, fruto de la política especulativa de empresas y bancas y solamente un banquero estuvo en la cárcel dos semanas.  El enorme poder oculto de lobbys de presión y mafias organizadas lo sacó inmediatamente mientras se llevaban por delante al juez que lo encarceló.

Los ladrones, los estafadores, los defraudadores son protegidos en “su” más que discutible “presunción de inocencia” y manifestantes contra el recorte de sus derechos y condiciones de vida 
son condenados vergonzosamente a ocho años de cárcel después de que otro tribunal los absolviera.

No es sólo la justicia la que actúa como lacaya del poder oculto, es la generalidad de gobernantes y partidos políticos del país que lo tienen convertido en una verdadera cloaca.

Es que tan siquiera nos sirve el bicarbonato.

.