En el fondo de la crisis económica y de valores que se está
dando en estos momentos en Europa sólo está el espíritu de una gran
mentira. No es que “Europa” no exista,
es que no ha existido nunca. La supuesta
defensa de los valores “democráticos y occidentales” se da sobre los cadáveres
de 100 millones de europeos en las dos grandes guerras mundiales por dos
nacionalismo antagónicos, y, además se hace sobre los estragos de guerras como
las de “los Treinta” y los “Cien Años” por un quítame allá esas pajas de un
sentir religioso diferente.
La Europa de la “Unión”, del Parlamento, el Banco Central
Europeo y el euro es una pura entelequia.
La economía hace aguas en las penínsulas del Sur, y al Norte, se le
derrumba el mito de la precisión y la eficacia.
El escándalo de la Wolsvagen nos muestra una realidad
tramposa, corrupta y chapucera, la agresión continuada a Grecia la existencia
de un capitalismo usurero como único argumento y razón. Y un imperio alemán que se comportan como un
depredador colonialista y falsificador de la mal llamada idea de “unidad
europea”.
Sus supuestos órganos de Gobierno tienen una severidad y
contundencia con los problemas de las economías griega, española, portuguesa,
italiana o irlandesa que no aparece para nada con la altanería de países como
Hungría o Eslovenia en el drama de los refugiados. Y un aliento, millonario y armado, del nazismo en Ucrania.
Estamos ante un caos puro y tangible, con un fascismo
estructural creciendo y alimentando sus estructuras. Y caos significa intriga,
traición, injusticia, explotación, autoritarismo, despilfarro y latrocinio.
En realidad, Europa ha vuelto a ser raptada por Zeus. Pero
un Zeus miserable y capitalista, hecho de mezquindades, mentiras y ombligos de corruptos.
El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, es un imputado por facilitar la evasión fiscal
desde Luxemburgo, el presidente del BCE, Mario Draghi, intervino a través de su
empresa en la ocultación y manipulación del déficit griego y gentes de la
catadura de Timmermans, Arías Cañete, Valdis Dombrovskis u Orbán forman parte
de su comisariado o plenario.
Europa es una vergüenza que agoniza en público y antes de
fenecer descuartiza pueblos, derechos sociales y deja pudrirse al barro y al
invierno a millones de refugiados en medio de una corrupción masiva. Europa era
una ficción altanera para quitarse el hambre y los piojos de dos guerras
mundiales y la realidad la ha aplastado.
El derrumbe del imperio está en los
telediarios.
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