El ministro de Industria, Álvaro Nadal ha dicho “hay que
acostumbrarse a que la energía eléctrica sea cara”. Este es el panorama que
augura el ministro de un gobierno al que han votado ocho millones de españoles.
Es decir, que la arrogancia chulesca se ha instalado en el poder y no le tiene
miedo a nada.
Nuestra realidad política y social es esta. Hay un gobierno
derivado de una asociación de malhechores que gobierna para los intereses de la
banca y de los lobbys económicos y nos le da ni vergüenza que nuestra energía
sea de las más caras de Europa y que esté enriqueciendo con descaro a una minoría
minorista de la sociedad.
Este es el pronóstico. Unos pocos ricos serán cada día más
ricos; la clase media derivara hacia la pobreza con mini sueldos, el precio de
la energía por las nubes y leyes laborales de esclavitud y los pobres de toda la vida bajarán otro
escalón y se convertirán en mendigos.
Los ricos, los banqueros, los del club de la puerta
giratoria se harán invisibles en sus yates y en los clubes financieros
insonorizados; tramarán negocios redondos en los despachos de los ministros,
pagaran sus impuestos en paraísos fiscales con generosas amnistías del gnomo
abierto de orejas de turno, las damas aparcaran en la Gran Vía, arrollando a
los agentes de movilidad y en la prensa y televisión de sus basuras pagadas alabaran
su “liberalismo” y la falta de libertades que hay en
Venezuela. Los viernes por la tarde se irán a sus fincas a matar venados o a
esquiar a Baqueira.
La clase media no terminará nunca de pagar sus hipotecas sin
suelo, recortaran a la mitad sus
vacaciones, adaptaran su estómago a la
comida basura. Adiós al solomillo, bienvenido el reino del pollo y del apartamento
compartido con la suegra. Habrá que
elegir: entre el coche y el transporte público, el cine o el helado, la ropa de marca en el Corte Inglés o la rebusca
en el mercadillo dominguero.
Los mendigos que vendían pañuelos en los semáforos,
extenuados por el hambre, solo alargaran la mano. Habrá tantos parados como
moscas en septiembre y la justicia
social será solo una cantinela como la “memoria histórica”, suplantada por la caridad de los cristianos de
Cáritas, la sopa boba, el ropero parroquial y el “bono social” de Endesa e Iberdrola.
Se implantará el modelo de democracia de Inda y de
Marhuenda, nueva Ley de Huelga –con pena de muerte para los piquetes y los que
las hagan-, Ley Mordaza con cadena perpetua – o en su defecto obligación de ver
“Sálvame” todos los días- para el que critique al Gobierno y entre Cospedal y
la Gestora decidirán todos los asuntos de “Estado”. Susana será la Oposición y
la Izquierda.
El bodrio era un caldo que antiguamente se impartía en la
trasera de las catedrales y conventos a la hora del ángelus a los mendigos que
esperaban remediar el hambre.
Hoy no, se llama Álvaro Nadal y dice que “nos acostumbremos”.
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