“La Casa Real considera un auténtico "martirio"
el "caso Nóos", en el que está imputado por varios delitos Iñaki
Urdangarín y ha llegado a estar inculpada la infanta Cristina hasta que la
Audiencia de Palma le levantó la imputación, según señalaron este jueves
fuentes de Zarzuela”
“Por otro lado, la Casa Real está molesta con los
abucheos que reciben por parte de algunos ciudadanos (los últimos, los
dedicados a la propia reina en la Audiencia Nacional), y que consideran una
falta de educación.”
(De un comunicado
de la Casa Real.)
Y ahora nos han
salido quejicas. Los hechos de la vida
cotidiana conforman un decorado de lo diario. Los señores/as de la Casa Real,
coronados o no, andan preocupados por los martirios y la “educación” del
personal.
Son materias
opinables. Así consideran un “martirio” que a la Infanta y a su marido, les
hayan abierto un proceso judicial por un quítame allá un fraude fiscal, una
estafa y un blanqueo de capital de unos
siete millones de euros.
Yo, a título
personal, creo que un “martirio” es que te desahucien de tu casa, que te quedes
en la calle y que tú, y tus hijos, tengan que seguir treinta años pagándole a
un banco, cuyo enorme agujero especulativo pagamos entre todos, y de nuestras costillas.
Dicen, en papel
timbrado y oficial, que consideran una “falta de educación” que se abuchee a
los Reyes, a los príncipes o las infantas, olvidando que en la Constitución que
ellos, muy envaradamente, sancionaron, hay una garantía expresa al derecho de
expresión, opinión o manifestación, abucheos incluidos.
Y en esta “historia
de amor” habrá quien piense que “mala educación” es irse de sobaquillo a cazar
elefantes a Bostwana u osos borrachos a Rumanía, mientras una mayoría de los
ciudadanos y contribuyentes del país sufrían la mayor crisis económica y laboral de la historia.
Se podía seguir
hasta completar una lista interminable de discrepancias entre los vestigios
elegantes del martirio y la educación, pero me he acordado de un chiste que se
contaba de una institución del franquismo. Se llamaba “Educación y descanso”. Y
se decía que en ella había “muy poca educación y mucho descanso”.
Yo, en uso pleno de
mis facultades intelectivas y políticas, creo que a la Casa Real, a sus
funcionarios y testas coronadas o por coronar, les pasa eso: Que tienen muy
poca educación (de la verdad, de la operativa) y mucho descanso.
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