¡Como puede decir el presidente
de un Gobierno (en territorio extranjero, como es habitual) que “No hay dinero
para los servicios públicos” y no dimitir seguidamente!
¡No era este el candidato ufano
que todo lo iba a resolver con su sola presencia al desaparecer la malignidad
de Zapatero!
¿Para que sirven nuestros
impuestos? ¿Para que sirven el IRPF, el IVA, el IBI, los directos, los
indirectos y todas las cotizaciones sociales?
¿Si el Estado no puede proveer
los servicios públicos, para que queremos “Estado”?
Viven en la absoluta
desvergüenza. ¿Cómo pueden decretar un incremento de las tasas universitarias
en un 66 %, al día siguiente de imponer el “repago” de los medicamentos y
condenar a la miseria física a los pensionistas de mayor edad y falta de salud y
a la semana siguiente de no aprobar un impuesto a las grandes fortunas?
Fermentan en su condición de
clase. Quieren, descaradamente, privatizar la sanidad y la educación. Condenar
a millones de personas al desempleo, a la falta de formación o a la enfermedad
y la muerte prematura, y que la salud, la vejez o la formación académica sea un
privilegio de casta. ¿Cuántos cafés deberán de dejar tomar los estudiantes –o sus
padres- para atender los 640 euros de más que les va a costar la matrícula del
próximo curso?
La vida, en este país,
desgraciado y maltratado, se va a transformar en vivir lo justo parar pagar
unos impuestos inútiles, languidecer de pobreza e incultura y ver como una
ministra –con chaqueta verde y morena de rayos UVA- o un funcionario nombrado a
dedo –con corbata y gomina- nos informa de sucesivos decretazos, tarifazos,
medicamentazos y peperazos.
¿Dónde estará ahora aquella niña
que Rajoy utilizo en la campaña electoral de hace cuatro años, que hablaba de
un futuro feliz, en una España poblada de gaviotas azules? Por lo pronto no tendrá empleo ni posibilidad
de tenerlo en bastante tiempo, y si no pertenece a la clase de las de chaqueta
verde (y gomina), con bastantes posibilidades de quedarse en analfabeta
funcional.
Esta España da miedo. En Grecia y en Italia los
suicidios han crecido un 40 %, aquí, unos pocos, parecen decididos a acabar con
la mayoría. Si alguna voz los votaste, el asco está a punto de alcanzarte
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