lunes, 12 de diciembre de 2016

El sistema








Aumenta la desigualdad social. Los ricos son más ricos. Los pobres son más pobres. Hay ocho millones de pobres energéticos y seis millones de parados. Hay cinco millones de niños por debajo del umbral de la pobreza.  El sistema.

Hay una creciente corrupción política, 1.200 cargos públicos procesados, una sensación de impunidad, una justicia hecha y administrada a su medida. Dilaciones, excusas, indultos y prescripciones. Una severidad extrema con los delitos menores. Robar una gallina, tres años de cárcel. El sistema.

Al Jefe del Estado no lo ha votado nadie. El partido político que aúna el mayor número de casos de corrupción del planeta es votado mayoritariamente, una y otra vez.  El poder ejecutivo ignora, olímpicamente, las decisiones del poder legislativo. No hay separación de poderes. El sistema.

Hay una Constitución, fruto del miedo y de la represión política y militar de un tiempo pasado,  inmutable –salvo para casos de alta traición al pueblo- ofrecida como “modelo” y paradigma de las libertades. No se garantizan en la práctica los derechos de trabajo, vivienda digna, sanidad pública y enseñanza. El sistema.

Las libertades fundamentales: derechos de reunión, manifestación, sindicación  y huelga, están siendo constreñidas, reprimidas y recortadas por leyes mordaza y administradas por gobernantes con ideas y andaduras, no del pasado, sino del pleistoceno. El sistema.

Una confesión religiosa es privilegiada y goza de un status fiscal que la exime del pago de impuestos, se enriquece patrimonialmente a diario, con inmatriculaciones y usurpación de propiedades públicas y nadie legisla o tan siquiera debate o cuestiona estos hechos. El sistema.

Los partidos políticos carecen de democracia interna. Sus cargos, órganos de gobiernos y gestoras están ocupados por arribistas, profesionales de la conspiración y aparateros/as que anulan la voluntad y la soberanía de la militancia. El sistema.

Los medios de comunicación dedican sus esfuerzos a deformar la realidad y la información y entretener y entontecer a amplias capas de la población, a los que tratan como disminuidos psíquicos y embrutecen con falsas necesidades de consumo. El sistema. 

Hay un establishment o casta que controla, disfruta y se reserva derechos, privilegios y recursos y se defienden como lobos perseguidos  entre ellos mismos. Unos pocos administran “el cielo”, mientras la mayoría vive en “el infierno”. El sistema.

Me declaro amante de las cerillas y las latas de gasolina.


viernes, 2 de diciembre de 2016

Collage






Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse. Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren y canto respirando. Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas personales, me ensancho.

No duerme nadie por el cielo. Nadie. Nadie. Soy feliz, soy un hombre feliz, y quiero que me perdonen por este día los muertos de mi felicidad.  Cantaban las mujeres en la arena sin norte. 

Si mi voz muriera en tierra, llevadla al nivel del mar y dejadla en la ribera. Los tomillos tienen flor y olor de niña desnuda.  Si no creyera en lo que creo: hacerse hermano de la vida.

A un rio le llamaban Carlos. Pero otro día toco su mano. Mano tibia. Tu delicada mano silente.

Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre se escucha que transita solamente la rabia, que en los tuétanos tiembla despabilado el odio y en las médulas arde continua la venganza, las palabras entonces no sirven: son palabras.

A veces ser humano es difícil. Yo fui columna ardiente, luna de primavera. Mar dorado, ojos grandes. El poeta cuya palabra lúcida es como diamante. Si me muero, que me muera con la cabeza muy alta. Muerto y veinte veces muerto, la boca contra la grama, tendré apretados los dientes y decidida la barba.

Este hombre no es de ayer ni es de mañana, sino de nunca; de la cepa hispana no es el fruto maduro ni podrido, es una fruta vana de aquella España que pasó y no ha sido, esa que hoy tiene la cabeza cana.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos y el coro de los grillos que cantan a la luna. A distinguir me paro las voces de los ecos, y escucho solamente, entre las voces, una. A las aladas almas de las rosas...de almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero.

No vivimos del pasado, ni damos cuerda al recuerdo. Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos. Escribo en defensa del reino del hombre y su justicia. Pido la paz y la palabra.

Siento esta noche heridas de muerte las palabras.

martes, 29 de noviembre de 2016

La "Cosa Nostra" habla español








He tenido un sueño. No sé si una pesadilla. Este país –o famigglia - se despertaba en su rosada mansión y comprobaba la existencia de una cabeza ensangrentada de caballo entre las sábanas de su actualidad. 

“Don” Vito había vuelto a ser Presidente de Gobierno. Los “capos” de la teórica oposición se habían abstenido en su nombramiento, haciéndolo posible, tras mandar a “hacerle compañía a los peces” al que había dicho “no, es no”. Una consegliere del Sur, aleccionada por un rollizo Don Ciccio, de piel pulida en el Caribe mientras fumaba puros importados del despacho de Fidel, le hizo el trabajo sucio y mandó a un Luca Brassi, asturiano, a presidir un fantasma llamado “gestora”. 

El país circulaba entre “negocios” de caporegimes”. Las “eléctricas” campaban por sus respetos, cortaban la luz a ancianas que morían incendiadas por sus velas, mientras la energía subía un 60 por ciento en cinco años. Las “cuatro familias de banqueros” se repartían el pastel. El capo-ministro de Hacienda hacía amnistías fiscales para blanquear los capitales evadidos, la “trattativa” del Gobierno del “Godfather”” con el “Forza los nuestros” de Panamá o Suiza.

Un día, la “Mamma” de aquesta “famigglia” apareció muerta en su hotel. Se había tomado un whisky y una tortilla antes de irse a la cama. Una “Omertá” consensuada antes de tener que comparecer ante el “Gran Tribunal”.

Doña “Cospedala Finiquito” llevaba a su ministerio a “tiburones” de la “Cosa Nostra” y el imperio se consolidaba con el respaldo de los “Big Brothers” del barrio europeo. Un “pezzonovante”, caído en desgracia por un quítame allá 42 millones en Suiza, señalaba a un “consegliere” o señorito del Sur, como pactante de un acuerdo “entre caballeros”.

Todo el país apestaba a Chicago. Sicarios de gran y medio pelo llenaban los ministerios y consejerías. 
Todos los estamentos estában apestados de mafiosos que cobraban comisiones, subvenciones y donaciones. Acribillaban desde el estribo de su “PPartido” en marcha a pensionistas, jóvenes en paro y mujeres sin contrato. Tenían el sombrero Borsalino puesto, los ojos abiertos a lo que pudiera caer.

Sobre el pueblo, ignominiado, bajo las balas de la Ley Seca de los Derechos Laborales, se extendían los cementerios. 

Todavía no he despertado del sueño. Creo que no se puede despertar.