sábado, 25 de octubre de 2014

Una foto para morirse de asco




Veo el horror del contraste en una fotografía. Su dimensión, nos pone al borde de la quiebra moral, económica y política.

De un lado, los jóvenes africanos trasmutados al límite extremo de la desesperanza.

De otro, un mundo artificialmente verde, insaciable e insensible.

Unos juegan al golf, relajados, abocados a que una fuerza represora y cruel  defienda su mundo de privilegios.  Otros, encaramados en el agotamiento, el dolor y el hambre, subastan, sin quererlo, su miseria a un fenómeno de vacío.

Los amos del mundo, defendidos por la civilización cristiana y occidental, frente al África expropiada y colonizada en sus riquezas, allanados en sus derechos como seres humanos por el insaciable rigor de la hipocresía de los estados y los gobiernos.

Arrasada nuestra mente, al descubierto nuestra falsa humanidad de pacotilla, puestos en almoneda nuestros falsos principios de dignidad y justicia, quedan los sepulcros blanqueados de la fe, de la comunión diaria y la proclama inútil de la ley y la justicia.

Quedamos retratados en la imagen, ¿dónde está el límite del horror? ¿Entre la muerte por agotamiento y hambre, y los pulcros jugadores de un deporte de élite sufragado por fondos públicos, en triste ironía para “promocionar el desarrollo de los pueblos? ¿De qué pueblos?

La magnitud de la imagen agota todo derecho. Habla por sí sola.  Solo la propia condición ignominiosa del ser humano puede hacer que no nos juzguen a todos por ella. Es de juzgado de guardia. Y de cárcel. A la “civilización cristiana”. A la marca Europa. A la marca España.

Un colosal vacío se abre ante nuestros pies. Van a seguir viniendo. Y nosotros vamos a seguir jugando al golf y votando a los saqueadores de bancos y derechos.

El fenómeno salta de categoría, es decir, cuando las leyes de la política económica sean abatidas por las leyes de la demografía.


No habrá vallas. El crimen y el castigo serán una ecuación irreversible. 

jueves, 23 de octubre de 2014

El silencio de los corderos…españoles




Nuestra realidad cotidiana se ve zarandeada a diario por la aparición de nuevos casos delictivos y de corrupción. El poder político español está deslegitimado ante la opinión pública y la más elemental idea de justicia.

Pero no es el caso de unos partidos y unos políticos corruptos, que lo son, sino a una podredumbre de mucha mayor intensidad que afecta, medularmente, al sistema, en su conjunto.

La Constitución de 1978 es una norma obsoleta, incompleta e incumplida.

La Monarquía es un soporte para el enriquecimiento de sus miembros y sus integrantes, pasados y presentes,  no gozan del respeto ni de la confianza de casi nadie.

El Gobierno de la Nación es una concentración de empleados a sueldo de la oligarquía financiera, sometido al dictado y vasallaje del capitalismo internacional y de una asociación de clanes empresariales y delictivos.

Los partidos políticos, con una estructura decimonónica y antidemocrática, son un sumidero de corrupciones varias e intensas. Unas asociaciones dadas a la mentira, al fraude y al robo organizado. 

Su financiación es regularmente ilícita.  Una “casta” cómplice de la expoliación sistemática al pueblo.

La justicia, infectada de ideología franquista, es  lenta, desigual, parcial y únicamente aplicada a las personas sin poder y recursos. La judicatura es otra manifestación de la casta, defensora de privilegios, que sólo reacciona para expulsar a los miembros que los pueden poner en peligro.

La fiscalía y la policía actúan al dictado del poder, son armas defensivas de una minoría que gobierna a la sombra y al sol.

Una confesión religiosa goza de privilegios, financiación y fiscalidad medievales. Se dedica a la expoliación y pillaje de los bienes públicos.

La banca y el empresariado son de un capitalismo grosero y primario. Juegan, con la aquiescencia del poder, a la privatización de beneficios y la socialización de pérdidas. Su política laboral tiene el esclavismo como horizonte y el fraude fiscal como norma.

La corrupción lo impregna y baña todo y los escándalos que aparecen son la expresión puntual de una mínima parte de todo el entramado existente.

El país es pobre en recursos, ideas e inteligencia colectiva y contempla, sin apenas cuestionarse, la blasfema realidad de la historia y del momento presente.


Una total crisis de sistema, valores y normas. Una historia sin entierro. Un apabullante silencio de los corderos antes de entrar en el matadero. 

viernes, 17 de octubre de 2014

La voracidad infinita de la Iglesia en Córdoba





Los acontecimientos  que están ocurriendo en Córdoba con la masiva inmatriculación de bienes públicos por parte de la Iglesia rebasan todo criterio de racionalidad y se inscriben dentro de lo puramente arbitrario, cuando no delictivo.

Apropiarse, por medio de una ley obscura y preconstitucional, del monumento emblema e icono de la ciudad, la Mezquita, y ahondar en su particular itinerario de rapiña, hasta en el cambio de nombre, es toda una categoría, mucho más cercana al sectarismo doloso que a la supuesta aconfesionalidad de un también supuesto estado de derecho.

Pero la perplejidad del ciudadano atracado y atropellado no queda ahí. Con cuenta gotas van apareciendo nuevas inmatriculaciones, todas hechas con ocultamiento y sin publicidad alguna, lo que no deja de ser una prueba de su ilicitud, sino que en un paradigma que sería hilarante sino fuera trágico, la voracidad infinita de estos iluminados,que ofertan en su ideología que su “reino no es de este mundo”, se apropian alevosamente  hasta de la plaza pública.

Todo este confinamiento de la razón, todo este atropello a la “res pública”, no sería posible si no contaran con el servilismo y la impostura de unos mal llamado representantes de la ciudadanía, que anteponen su adoctrinamiento, su alianza de poderes pasajeros entre la codicia eterna y sillón provisional.

El papel del Ayuntamiento, Alcaldía y ediles es un cuerpo místico de impudicia. Bienes seculares del pueblo, obras costeadas por sufragio de menesterosos, plazas de tránsito de personas, ideas y culturas, son privatizadas en un aquelarre oculto e inscritas a nombre de la avaricia con sotana. Es la constatación que nuestra supuesta democracia se sustenta, en realidad, sobre dos únicos pilares: la corrupción y la desvergüenza.

No estamos ante unos hechos localistas ni ante una demanda del aldeanismo. Estamos ante un robo institucional y hecho en el salvífico nombre de la vida eterna. Si las instituciones, imaginadas como defensoras del bien público, no reaccionan a nivel local, autonómico y nacional, estaremos ante uno de los fenómenos que lastraran la raíz no solo de la democracia, sino de la más elemental organización de la sociedad.


Substituiremos la fe en los valores por el más absoluto descreimiento. La libertad por la agonía. La democracia por el incienso. 

lunes, 13 de octubre de 2014

España 2020


El profesor Alberto Díaz-Villaseñor publicó hace unos días una magnífica columna de opinión en uno de los periódicos de mi ciudad. Se titulaba “España 2020” y venía a imaginar entre la ficción y el sarcasmo como sería nuestro país en ese momento.

Sin ánimo de mejorar su excelente ficción literaria me apresto a ofrecer una emulación personal de la misma. Sería así.

Mariano Rajoy, que ya ha salido del armario, trabaja como charcutero en Pontevedra, vendiendo chorizos, actividad para la que está suficientemente entrenado tras presidir durante tres lustros al PP…

 Este partido, ha desaparecido del panorama político tras ser declarado ilegal por su demostrada financiación y las actividades delictivas de la mayoría de sus miembros…

Pedro Sánchez, que fue secretario general del PSOE, está internado en un psiquiátrico, donde cada día cuenta una historia contraria a la del día anterior y haberse agotado su armario de camisas blancas…

Pablo Iglesias, que fue presidente del Gobierno, se ha cortado la coleta y ha montado una empresa de televisión con Eduardo Inda y Marhuenda  como socios…

Luis Bárcenas, que se fugó de la cárcel de Soto del Real con la ayuda de Dolores de Cospedal, ha montado en Guayana un canal de televisión, especializado en diferidos simulados…

Izquierda Unida que ha vuelto a obtener el 7,8 por ciento de los votos en las últimas elecciones sigue debatiendo la formación de un Frente Amplio de Izquierdas…

Susana Díaz, que al fin aprobó la licenciatura en Derecho, ha abierto un despacho laboralista, donde Diego Valderas ejerce de portero…

Felipe VI está a punto de exiliarse a Roma como su bisabuelo, y Leticia Ortiz, que ha engordado veinte kilos, ha ingresado en el PREI (Partido Republicano de Extrema Izquierda)…

Cristóbal Montoro ha abierto una accesoria especializada en el fraude fiscal, Miguel Blesa trabaja como empleado de un zoológico, limpiado la caca de cebras e hipopótamos y José María Aznar está completamente esquizofrénico, dice que habla con Dios y que le reitera que “tiene que salvar a la humanidad”…

Ana Botella, desde un SPA,  dice continuamente: “Tú no sabe inglé”, Ana Mato trabaja en un taller de reparación de Jaguars, Ruiz Gallardón ha ingresado en un seminario y Esperanza Aguirre ha abierto una academia para la obtención del carnet de conducir…


Y Froilán sigue sin aprobar la ESO…

miércoles, 8 de octubre de 2014

Todos somos Excalibur





Excalibur  ha sido la tercera víctima.  Todos somos Excalibur. Todos somos perros.  Si, las “autoridades sanitarias”, que no habían desinfectado nada, ni la casa, ni las escaleras, ni la ambulancia, ni la habitación donde se atendió a una enferma de Ébola, han “desinfectado” al perro. En primer lugar.

Tendrían que desinfectarnos, con gases exterminadores, de los políticos, de las administraciones y de los sistemas económico-financieros-laboratorios-multinacionales que han hecho posible el Ébola. Que hacen posible esa terrible realidad que se llama “África”. Pero no, nos han desinfectado de Excalibur.

Su lamido era un beso al sentimiento, su familia era la fidelidad, sus ojos dos preguntas húmedas sobre la humanidad. Las “autoridades sanitarias”, las que recetan paracetamol para una enfermedad sin antídoto han declarado que era un “peligro para la salud pública”. ¿Han examinado acaso a Blesa? ¿Han hecho algún test a la ministra?

La salud pública lleva años en grave peligro. De extinción. De privatización. De cuervos y amiguetes prestos al chollo estatal.  El ministerio de la ministra nos lleva inoculando el virus del recorte, del copago, de la ineptitud extrema. Una emergencia infecciosa de nivel 4. Pero no, es más fácil, matar, asesinar a Excalibur.  

La “autoridad sanitaria” vela por un bien público: la salud; pero su país, su sistema, sus actores de escarnio y vergüenza, nos infectan con su incapacidad, con su ignorancia, con su insensibilidad con los ancianos, con los niños en el fondo del umbral de la pobreza, con los dependientes abandonados a su muerte y a su suerte.

¿Porque no se puede poner a un perro en cuarentena? ¿Porqué es muy costoso? Pero, ese conjunto de huesos, rabo y eterno amor, ¿no es más noble que otros perros –y perras- que andan erguidos y creyéndose que dan ruedas de prensa?

Quizás, en el fondo, para estos exterminadores de lo público, todos, no seamos nada más que un número, un perro sarnoso e infectado, que duerme acurrucado en el sofá de la vida y que en un momento determinado puede ser arrebatado de su hogar con sus húmedos ojos de inocente, limpios de opinión.

¡Dulce Excalibur de mirada buena, muerto en el ara de la incompetencia, perdónalos, porque no saben lo que hacen! ¡Ni nunca lo sabrán!

Todos somos Excalibur. Todos somos perros. Y algunos, lobos.




jueves, 2 de octubre de 2014

Compañero del alma... compañero




Anoche acudí a un apoteósico concierto de Silvia Pérez Cruz y Raül Fernández Miró que se celebró en el Teatro Góngora de Córdoba dentro de los actos de Cosmopoética. Mi compañera y amiga, Marta Jiménez, ha hecho en “Cordópolis” una magnifica crónica, cuya lectura recomiendo.

En medio del manicomio en que se convirtió el patio de butacas al final de concierto, yo trataba de quedarme con lo mejor del mismo y aunque fue sólo la cuarta de sus actuaciones me quedo con la versión de la “Elegía a Ramón Sitjé” de Miguel Hernández, con una vibrante modulación de las estrofas –dolientes, arrebatadas, esperanzadas…-que la cantante catalana nos regaló a los asistentes.

Me vino al recuerdo y a la memoria un momento de mi vida, también vibrante, que relato a continuación.

“Pre-Navidad de 1975. Los trabajadores de una empresa multinacional norteamericana (1300) llegan al final de un proceso de asambleas y debates sobre la situación de miseria de sus retribuciones, inferiores a las de cualquier empresa acogida al modesto Convenio Provincial del Metal .

Deciden encerrarse en las instalaciones de la fábrica a pesar del duro invierno y de la proximidad de las festividades. Fue el primero de otros muchos encierros laborales en la ciudad pero este fue el pionero.

La mayoría de los encerrados, o todos los que pueden, se refugian en el viejo comedor laboral de la empresa, buscando el calor humano, entre una atmósfera supercargada de humos industriales y de tabaco.

Es la alta madrugada. Entretiene la espera con intervenciones oratorias asamblearias y cuando estas se agotan se recurre, en un pequeño estrado, a contar chistes, cantar o hacer “alguna gracia”.

Siempre he sido un tímido innato. Tenía pavor a lo que luego se llamó “miedo escénico” y temía que me reclamaran para algo. Cosa que así ocurre. Con gritos a coro piden “Que cante, que cante”. Entre temblores y sudores digo que “yo no sé cantar, ni contar chistes, así que voy a recitar algo”. Mi propuesta es acogida entre risas.

La sangre se me va de la cara cuando acometo la “Elegía a Ramón Sitje”. Van las primeras estrofas y noto algo. La gente se calla. Se reducen todos los murmullos. De pronto noto un espeso silencio. Se advierte en el aire.

No me he dado cuenta pero ya no tiemblo al hablar. Tengo el puño izquierdo cerrado con fuerza y levantado.

             “No perdono a la muerte enamorada,
 no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.”

Inadvertidamente busco el fondo de la estancia y veo a gente ruda, vestida con monos azules manchados de grasa, con gruesas botas protegidas, con alguna lágrima en la mejilla. El mundo del trabajo ceñido en sus sienes por la poesía.

Me entran ganas de llorar… también,  pero me enervo.

Termino.

             “A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma… compañero. “

Durante unos segundos, nadie aplaude ni comenta nada. El silencio es aún más cortante.

De pronto, los compañeros de mono azul, se abrazan.
.



martes, 30 de septiembre de 2014

Manifiesto por Catalunya de un andaluz

Declaro que soy andaluz, por nacimiento, emoción y pasión. Que conozco (y amo) a Andalucía, desde Segura de la Sierra hasta Ayamonte, desde Terreros hasta El Rosal, pasando por los pueblos, ciudades, ríos, mares y cielos de La Judería, Triana, La Viña, El Perchel, San Miguel, El Albaicín, El Zapillo…

Manifiesto mi identificación con la idea, obra y aliento de hombres como Blas de Infante, Díaz del Moral y mi amigo Pepe Aumente.





Manifiesto mi reconocimiento a la identidad andaluza, su habla y su cultura, expresada por la genialidad de andaluces universales como Velázquez, Juan Ramón, Maimónides, Machado, María Zambrano, García Lorca o Picasso.

Dicho esto, también declaro o manifiesto:

Mi identificación con el pueblo de Catalunya en su derecho inalienable de decidir sobre su adscripción y organización territorial y política, recogida en Artículo 1 de la Ley Internacional de Derechos Humanos y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

Mi apoyo personal, intelectual y político a su lucha contra el rancio nacionalismo opresor castellano- españolista, a su secular lucha en desigualdad contra la opresión de sus señas de identidad, lengua y cultura y a la tenacidad y firmeza del pueblo catalán.

Sin ambages de ningún tipo expreso mi apoyo a su afán de autodeterminación, soberanismo e independentismo, que corresponden a su identidad, opinión expresada masivamente en centenares de ocasiones, hechos y motivos.

Me declaro, emocional y físicamente, al lado de los millones de catalanes que han expresado su voluntad en las recientes manifestaciones de los tres últimos “11 de septiembre”. Estoy con (la estelada) en el “Abrazo”, la “V” y las concentraciones en los Ayuntamientos que se están celebrando en estos momentos.

Considero totalitaria, antidemócrata, parcial e imperialista, la actuación del Gobierno, el Consejo de Estado, el Tribunal Constitucional y los partidos centralistas y sucursalistas, fuente inagotable de corrupción y privilegios inadmisibles. Estoy en contra que el Estado Español se convierta en una cárcel de pueblos, sin ninguna garantía y derecho, frente a una idea medieval de "estado" y "nación".

Supero la supuesta contradicción de mi formación no ocultada de marxista y no considero, por simplista y reduccionista, el movimiento nacionalista catalán como soportado y alentado exclusivamente por la burguesía, ya que resultaría despreciador e ignorante de la realidad social e histórica.

Como andaluz andalucista estoy con quien defiende y ama a su tierra, su identidad, su lengua y su cultura, sin olvidar en ningún momento la lucha y la reivindicación social ante la creciente y expansiva fuerza del capitalismo y el liberalismo económico, puestos en depredación de las clases populares y trabajadoras, incluida la decrépita oligarquía catalana representada iconográficamente por el señor Pujol.

Desde Andalucía, con amor, a Catalunya y los catalanes.