domingo, 26 de enero de 2014

¿Pero, en manos de quién estamos?


 


“José Mari, si te he salvado es porque te necesito vivo para que lideres a la humanidad”. Me dijo un par de cosas más, pero son personales.

(José María Aznar en sus Memorias)

 

"en este camino hacia la búsqueda de oportunidades para todos los españoles se ha encontrado a esa embajadora universal de Huelva en el mundo, que es la Virgen del Rocío. La solución del paro viene por ahí.”

(Fátima Báñez)

 

"Santa Teresa hablaba de tiempos recios, y estoy seguro de que en estos momentos estará siendo una importante intercesora para España en estos tiempos también recios que está atravesando"

(Jorge Fernández)

 

Pese a que para alguien recién llegado de otro planeta las anteriores manifestaciones pudieran parecerle hechas por gentes del medievo, para un universo de personas incultas o dentro de un monasterio de clausura, no ha sido así.  Estos seres salidos del trueno son o han sido nuestros gobernantes.  Si, personas que ocupan las máximas responsabilidades en la administración y gestión de los recursos de un país con seis millones de parados y un déficit del estado superior a su PIB.

A riesgo de caer fulminado por un rayo, porque según el caballero, numerario del Opus, que se dedica a dejarnos huérfanos de libertades públicas, “Santa Teresa tiene mucho mando allá arriba” y no quisiera yo enojar a gentes que ejercen tan amplio poder sobres sus semejantes, me parece que nuestro país ha entrado, definitivamente, en barrena.

En condiciones normales tales declaraciones serían de hospital psiquiátrico y rebuscando mucho podrían tener una validez reducida a los ámbitos y fes privadas, pero pretendiendo “liderar la humanidad”, “solucionar el paro” o “Intermediar por España en tiempos recios” se inscriben dentro de la consustancialidad de lo inadmisible.

Parece una plaga de Egipto. Nuestro país, nuestra política, nuestros intereses están controlados por iluminados, por visionarios o por débiles mentales que descargan su incapacidad, anatemas, mazmorras y hogueras sobre un pueblo inerme a sus corrupciones y financiaciones ilegales, a sus mayorías absolutas no menos ilegales y su sentido elitista y ultramontano de la vida y del gobierno.

Yahvé, Mahoma y el Dios de los cristianos llevan milenios sembrado la muerte, la guerra y el hambre entre los pobres mortales, y lo último que podíamos esperar que sus epígonos, además solucionar los problemas del siglo XXI a golpe de credo.

Hay una conjunción copulativa entre iluminados y miseria. El tiempo es un estado de ánimo y a uno, congelado en casi todo, le entran ganas de parar al mundo y bajarse en la próxima.

O será que estamos ante los falsos profetas que precedían al Apocalipsis. Yo, por si las moscas, voy a llenar mi copa de un moriles natural.

 

 

jueves, 23 de enero de 2014

La carta


 

Una tal Fátima Báñez García, que firma como Ministra de Empleo y Seguridad Social, me ha dirigido una carta.

Mi primera reacción  la tuvo mí hígado, aunque logré contenerlo, luego, una lenta y sorda rabia subió, como un oleaje, hacía algún lugar oculto de mi cerebro, pero el daño ya estaba hecho.

Cuando en vuelto en mí, cuando sé que mi pensión mensual va a “subir” 2,39 euros cada mes, me he quedado más tranquilo y le he escrito a la tal Rocío, digo Fátima, la siguiente carta, y como sé que si se la mando personalmente  podría servir para uno de los más innobles actos del saneamiento de su anatomía, mejor la público en mi blog. Dice así:

“Estimada imbécil:

¿Por qué empieza usted su escrito llamándome “estimado” cuando por sus hechos, actos y palabras no me tiene ninguna estima, ni a mí ni a la generalidad de pensionista y jubilados de este país?

¿Por qué me da como una buena noticia que mi pensión “ha aumentado el 0,25 por ciento”? ¿No tiene usted sentido del ridículo? ¿Cómo puede usted gastarse más de un millón de euros del erario público en “comunicarnos” por carta tamaña afrenta social?

¿Cree usted que con esta ridícula cantidad puedo hacer frente al incremento y deterioro de mi capacidad adquisitiva como consecuencia de las muchas y desafortunadas medidas tomadas por usted y por el Gobierno del que forma parte?

¿Cómo puede tener la desfachatez de recordarme que “a pesar de la difícil coyuntura” mi pensión subió un 1 por ciento el pasado año, cuando con el incremento del que alardean, usted y su abuela, apenas pude compensar la décima parte del innovador repago de los medicamentos que su Gobierno y su desdichada política neoliberal supuso para mi economía?

Dice usted que “Seguimos trabajando para conservar un sistema de pensiones sólido, estable y solidario”.

¿Trabajar? Usted no ha trabajado en su vida y si lo ha hecho en el Ministerio que le tocó en la tómbola ha sido para perpetrar una reforma laboral siniestra y sangrante, con el resultado que todos conocemos, y, cuando todavía no nos habíamos repuesto, su torpe cerebro se inventa una  fórmula de revalorización de las pensiones que es un atentado a las garantías y derechos de los que hemos cotizado a la Seguridad Social hasta 37 años, como es mi caso.

Usted, como yo, somos andaluces, por lo que se puede aplicar aquello de “entre caló y caló no cabe la buenaventura”, así que usted sabe perfectamente donde mandamos los andaluces a quien agravia tan injusta y arteramente como usted hace a un grupo social tan necesitado de protección como somos los pensionistas. Dese por aludida, váyase… allí.

¡Tome nota, pepera de mierda, no vuelva a manchar mi correspondencia con ninguna nueva carta que ofenda mi salud y mi inteligencia!

Tenga usted buen viaje de regreso a la necedad absoluta de donde viene. “

 

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martes, 21 de enero de 2014

Inventario


Me piden algunos que ya que he hecho relación de las cosas que “detesto” haga lo mismo o parecido con las cosas que me gustan.  Para no quedarme en el nihilismo o en el famoso esfuerzo inútil, que según Ortega y Gasset, conduce a la melancolía, lo intento seguidamente.

Yo decía que un libro, una bandeja con fruta y una hamaca junto al mar. Parece ser que todo esto son pocas cosas y aunque yo entiendo que en ellas solas hay mucho más que un mundo de complacencias, quieren que haga el inventario de  ”mi fe”.

Bueno, allá va.

Creo que todos nacemos iguales y que moriremos iguales. Creo que nadie es más que nadie y que nadie tiene que tener más derechos que otro. Creo, por tanto, en la justicia social y en los derechos humanos, y, sobretodo, creo en la lucha por conseguirlos y mantenerlos.

Creo ser una persona de “izquierdas”, que se afirma en los valores de la izquierda y que intento luchar conjuntamente con los de mi misma idea y condición para conseguirlos, en la medida de mis posibilidades, actuales y pasadas.

Creo en los partidos, movimientos y asociaciones que luchan por la igualdad social y defienden los derechos laborales,  la vivienda, las pensiones, la sanidad y la educación públicas y luchan contra los privilegios y el terrorismo económico de unos pocos.

Creo en los sindicatos y en el sindicalismo y en su acción y sacrificio durante siglos, en lucha con lo más perverso del egoísmo humano en forma de doctrina capitalista y frente al interesado fomento de su mala imagen, con el fin de destruirlos como organización y como herramienta de defensa de los derechos de los trabajadores.

Creo en el conocimiento que da la historia. Creo (o admiro) la música, la literatura, la poesía, el teatro, el cine, la pintura, la escultura, el arte en general,  la igualdad entre sexos, la libre opinión, el periodismo crítico y los viajes.

Creo (o me gusta) el sol, las azoteas, el verano, el campo, el mar, dormir la siesta bajo una parra, los atardeceres tranquilos,  los pinos, los huertos, el cine de verano, un espeto de sardinas y el aceite de oliva.

Creo (o me encanta) un medio de Montilla-Moriles al mediodía, un cante por soleá en una peña flamenca, el rumor de las olas en una playa solitaria, un baño de espuma y sal en un mar de aguas templadas.

Creo (o quiero) a mis hijos, mi pareja, Córdoba y Andalucía.

 

domingo, 19 de enero de 2014

Detesto


Detesto a los que condenan el terrorismo nacionalista, sólo. Detesto a los que “duermen” sobre trescientos mil cadáveres enterrados en cunetas, y, “condenan el terrorismo”. Detesto a los que condenan “firmemente” el terrorismo” y todavía no han condenado (ni condenaran) los crímenes del régimen franquista. Detesto a los que no condenan el terrorismo económico, el de “Estado”,  el gubernamental y el de la fuerzas de represión. Detesto los que no condenan el terrorismo político que produce  miles de muertos  en forma de paro, hambre y desahucios. Detecto a la ley del embudo. Detesto a los terroristas, sociales.

Detesto a la Europa de los mercaderes. Detesto a los “mercados” de Europa. Detesto a la Merkel. Detesto a Barroso. Detesto a la Troika. Detesto al secreto bancario. Detesto a las cuentas en Suiza. Detesto al becerro de oro. Detesto a los becerros, europeos.

Detesto al euro y sus servidumbres. Detesto a los que nos ha traído el euro. Detesto a los bancos y a los banqueros. Detesto al dólar. Detesto al dólar y al euro. Detesto al capitalismo europeísta y norteamericano. Detesto al capitalismo, universal.

Detesto la corrupción. Detesto a los corruptos. Detesto a los políticos y jueces corruptos.  Detesto la hipocresía de los políticos que dicen combatir la corrupción y son sus beneficiarios.  Detesto la Justicia que no es Justicia sino defensa de lo robado por los corruptos. Detesto, sobre todo, la impunidad de los corruptos, impunes.

Detesto a los fascistas que se dicen “de centro”. Detesto a los fascistas que se dicen “patriotas”. Detesto a los fascistas con sotana. Detesto a los fascistas que “defienden la vida”, en el Valle de los Caídos. Detesto a los que penalizan el aborto y hacen leyes estrictas y retrógradas y sus parejas o ya han abortado o lo harán en Londres. Detesto a Rajoy. Detesto a Fraga. Detesto a Franco. Detesto a los fascistas. Detesto al PP.

Detesto las políticas impuestas por el “mercado”. Detesto el “tea party”. Detesto el neoliberalismo. Detesto a los ex presidentes de Gobierno en los Consejos de Administración. Detesto a los Consejos de Administración. Detesto a las compañías eléctricas. Detesto a las “puertas giratorias”, y a los que las usan. Detesto los bigotes de las Azores y a las chaquetas de pana. Detesto a Aznar y a Felipe González, a ambos y a sus políticas.

Detesto los recortes de derechos y a los que recortan. Detesto a los que privatizan. Detesto a los que hacen negocio con las privatizaciones. Detesto a los que nos roban derechos laborales- Detesto a los que congelan salarios y pensiones. Detesto a los que roban la educación y la sanidad. Detesto a los recortadores, ladrones.

Detesto a las mayorías absolutas, de cualquier signo. Detesto a las leyes electorales. Detesto a los que se benefician de las leyes electorales. Detesto a los demócratas “financiados”. Detecto a los que financian a los “demócratas”. Detesto las donaciones y los contratos de obras. Detesto las disciplinas de voto, directoras.

Detesto los parlamentos “disciplinados”. Detesto los menús parlamentarios a 3,5 euros y las borracheras subvencionadas.  Detesto el robo de la democracia en forma de mayorías financiadas y de voto disciplinados. Detesto todas las disciplinas, y a los disciplinantes.

Detesto la filosofía de la posesión  de objetos. Detesto los coches oficiales. Detesto el culto a la riqueza. Detesto la afición de los coches de lujo, el sexo comprado, la bebida exquisita, los yates, los chalets, las piscinas, los viajes oficiales, las moquetas de lujo. Detesto el lujo, lujuriantes.

Detesto a los juntaletras con un título de “periodista” colgado en el salón, en el ángulo oscuro. Detesto a los compradores de silencios. Detesto a los contadores de mentiras. Detesto a los formadores de opinión a gastos pagados. Detesto las tertulias oficiales. Detesto a los tertulianos impuestos por el oro.  Detesto a la caverna mediática. Detesto a los medios de la caverna, cavernícolas.  

Detesto a los “programas basura”. Detesto a la televisión basura. Detesto a la basura en forma de telediario oficial. Detesto a la mentira oficial en forma de telediario. Detesto a los telediarios. Detesto a los tricornios, al toro de Osborne y a Manolo el del Bombo. Detesto el “soy español, español, español…”, idiotas.

Detesto a las patrias de ida y vuelta. Detesto a los patriotas de ocasión. Detesto a los patriotas del coche oficial. Detesto a los patriotas, patrioteros.

No detesto un libro, una bandeja con frutas y una hamaca junto al mar.

 

 

viernes, 17 de enero de 2014

La Mezquita de Córdoba como medio de lucro de la Iglesia Católica


Según datos que ha facilitado el Cabildo Catedralicio de Córdoba, por voz de su arcediano, Fernando Cruz-Conde, la Mezquita ha superado en el 2013 su récord de visitas superando 1,4 millones de visitantes.

La declaración institucional se vanagloria del éxito obtenido pero oculta un dato importante, estás visitas a un monumento público de la ciudad tienen un precio. El que camuflado como un “donativo” de 8 euros por visitante evita todo tipo de impuestos y supone una renta neta para las arcas de la Iglesia de más de 11 millones de euros al año.

La Mezquita fue construida entre 780 y 785 por Abderramán I, con numerosas reformas y ampliaciones posteriores. Doce siglos después, el 2 de marzo de 2006, la Iglesia Católica inscribió el inmueble a su nombre en el registro de la propiedad número cuatro de Córdoba (tomo 2381, libro 155, folio 198). El trámite costó apenas 30 euros.

Tal robo fue posible por dos milagros. El primero, que José María Aznar cambió la ley hipotecaria en 1998 para permitir a la Iglesia apropiarse de edificios de dominio público, aunque sean patrimonio de todos los españoles: basta con que el señor obispo dé fe y certifique que pertenecen a la Iglesia, sin necesidad de notario. El segundo milagro, que disponer de un edificio de 23.400 metros en pleno centro de Córdoba le sale gratis a la Iglesia: no paga el IBI y tampoco se ocupa de los gastos de conservación.

Estamos ante un expolio más. Un saqueo perpetrado a conciencia por la ideología neoliberal y la jerarquía eclesiástica que tiene al pueblo de Córdoba como víctima.

En una ciudad con 45.000 parados, con una buena parte de la población afectada por una pobreza mucho más extrema que técnica, un sector de la población infantil en situación de hambre fisiológica, con los comedores sociales a rebosar, con las instituciones de ayuda social desbordadas, la Iglesia de la “Justicia, Paz y Fraternidad” se dedica a lucrarse con un bien público, arrebatado arteramente a la ciudadanía, sin pagar el más mínimo impuesto y transfiriendo al Estado la mayor parte de las obras de conservación y mantenimiento del bien que explota en su exclusivo beneficio.

Esta situación no es tan sólo aberrante, es motivo suficiente para un levantamiento popular. La política, la moral y la religión de este país y de esta ciudad se han convertido en un pestilente negocio.

¿Cómo pueden aparecer tan ufanos los miembros del Cabildo Catedralicio cordobés ante un robo y una rapiña tan descomunales?

¿Cómo puede la Iglesia, tanto a nivel local como nacional, dar muestras de tamaña insensibilidad social?

¿Cómo se pueden embolsar más de 11 millones al año y no amagar siquiera con un gesto ante una ciudad y unos ciudadanos dolientes?

En unas circunstancias parecidas a las actuales, en 1652, un motín conocido como el “Motín del Pan” o el “Motín del hambre” implantó en la ciudad una brevísima república (cinco días) de corte anarquista, el Clero y la Nobleza local estuvieron a punto de perder sus cabezas.

Lástima que la conservarán.

martes, 14 de enero de 2014

La gran estafa española


 
A estas alturas, cuando la Banca española ha completado “su” rescate a costa de casi 50.000 millones del erario público y el consiguiente destrozo de políticas sociales, cuando se ha estafado a millares de pequeños ahorradores con el bochorno tolerado y amparado por Fiscales y Gobierno con el tema de las preferentes, hablar de una gran estafa podría resultar casi imposible.

Pero no. Cuando se empieza a disponer de todos los datos,  la “gran estafa española”, es la que desde 1997 gestaron José María Aznar y Rodrigo Rato con la privatización “liberalizadora” del Sector Eléctrico, la Ley 54/1997 de 27 de noviembre, que pasó a manos e intereses privados el control, financiación y distribución de la energía en nuestro país.

Una jugada maestra, nunca valorada suficientemente, que ha hecho que el precio de lo  que comúnmente llamamos “la luz” pase de ser uno de los más baratos a ser el más caro del continente europeo, ya que Malta y Chipre, los únicos con un precio mayor, son dos islas mediterráneas.

En dieciocho años la subida de tarifas ha sido constante, y el empleo de un concepto falso, truculento y rebuscado como es el “déficit de tarifa” ha redondeado la faena. No me resisto a no insertar alguno de los argumentos que en un documento privado exponía Rato, el autor intelectual del invento:

“Este precio marginal es fijado por el punto de intersección, que es la comparación entre las ofertas de venta de los productores y las ofertas de compra de los consumidores. De esta manera, éste será el precio que recibirán todos los generadores que han casado sus ofertas de venta (es decir, por debajo del precio marginal resultante) ,y lo que tendrán que pagar los consumidores que hayan casado sus ofertas de adquisición (superiores al precio marginal).Este sistema tiene una peculiaridad, que todos los generadores cobran al precio marginal, que es el precio más alto de la casación.”

Un auténtico desmadre que ha permitido a las compañías eléctricas enriquecerse a ojos vista y aún poder reclamar al Estado una cantidad por diferencia entre los costes de producción de la energía y el precio “real” que en estos momentos está en 24.000 millones de euros.

Que este déficit era irreal y suponía una traición de lesa humanidad al conjunto de los consumidores españoles queda reflejado en el siguiente párrafo:

“Como se indicó anteriormente, el hecho de que la última fuente en cubrir la demanda fije el precio de todas las demás es uno de los principales problemas que se suelen identificar en el funcionamiento del pool, ya que las centrales nucleares e hidraúlicas perciben ingresos mucho más altos comparados con sus costes (por su antigüedad están ya amortizadas), encareciendo artificialmente la factura de los consumidores, habiéndose sugerido su salida del pool. “

El lobby de las compañías eléctricas, más fuerte aún que el de la Banca, viene esquilmando con sus tarifas y con sus falsas subastas al conjunto del país, y observadores imparciales, estiman en más de 50.000 millones el lucro obtenido en estas casi cuatro décadas, aparte del reclamado monto de otros 24.000 millones por un imaginario déficit, compatible no obstante con los mayores beneficios, obtenidos año a año por esta afortunadas corporaciones, en cuyos consejos de administración de puerta giratoria, sientan sus posaderas dos ex presidentes de gobierno, o lo que sea, y hasta cinco ex ministros de su graciosa majestad.

Esta es la “gran estafa española”, ganadora de todos los óscar y globos de oro del mundo y que nunca agradeceremos bastante a “genios” de nuestra escena política como Aznar y Rodrigo Rato.

En España no hay nada más que dos destinos: o eres toro o matador. Nosotros somos toros y ellos, Aznar, Rato, Rajoy, Endesa, Fenosa, Iberdrola, etc… los matadores.

 

viernes, 10 de enero de 2014

Ana Mato o “lo siento cariño, han crecido los Jaguars”


 
 
Se puede subir al limbo de varias formas: estableciendo un infame copago  de fármacos a “los viejos” y poner cara de gilipollas, o aparcando en tu cochera un Jaguar, regalo de una ONG  charcutera con destino final en una cuenta suiza, con bigotes, y decir “que no te consta”
Ana, no ha elegido. Cogió la claraboya de las dos, y ahí la tienen, “desnortá” en las estratosferas de un ministerio y de un escaño, o atraco permanente a la “mass media” de perceptores de nóminas en el congelador pepero.
 
             Oigáme, pija del centro, ¿usted sabe pronunciar la palabra “terapeútico?
             ¡Claro que sí, y cantar el “Cara al sol”!
             A ver.
             Con la camisa nueva terapré..utica.
             ¿Cómor? ¿Pecadora de la pradera?
             Eso, terapreupepera.
             ¡Que la hagan ministra de Sanidad hasta que aprenda!
 
Cuando la política de José Mari habían entrado en el terreno de ser recolector de sueldos en los consejos de administración de la giratoria puerta y de implorar comisiones armamentísticas, Anita estaba casada con un tiburón de las ganancias, quiero decir con un cerebro de la Gurtel, un bólido de nombre Jesús.
Y aunque lo era todo en un partido podrido de donaciones y sobresueldos, vicesecretaria, parlamentaria autonómica, eurodiputada, portavoz de esto y aquello, Anita, donde era realmente feliz era en los cumpleaños de sus retoños, con cañones de confetis y payasos de verdad, -no como los que sentaban con ella en los parlamentos- de los que, generosamente, y sin que a esta dama del limbo le “constase”, se hacían cargo de “la factura”.
Seguía sin saber decir “terapéutico” pero el listón para ser ministra lo había puesto por los suelos una tal Rocío, digo Fátima, una cara cartón, ministra de algo que nunca había hecho: trabajar.
 
Hay que acabar con esta situación. No puede ser que los jubilados se den el atracón de paracetamol y que mermen nuestros ingresos en B.
             ¡Ya lo tengo, llamamos a Ana, que venga corriendo con su Jaguar, y lo soluciona¡
             ¿Tú crees?
Es muy terapéutica.
Será chiripitiflaútica.
Lo que quieras, Mary Poppins Rajoy.
A cierta edad, la política es sólo la parte visible de un conglomerado de intereses. Y Anita lo sabe. Los buitres privatizadores de sanidades, las puertas giratorias de los grandes laboratorios de farmacia, las islas Cayman y otras bagatelas pueden alcanzar la categoría de flato, y ella, que sabe que la estrella de su mentor (el José Mari) tiene más riesgos que de que el Betis baje a segunda tiene lleno el depósito de su Jaguar.
Ella iba de frágil, de walkiria pepera algo ajada, de oradora de atrás y de perceptora sin alharacas de las líneas de crédito paralelo (gurteles y similares) y ahora le han puesto unas tijeras en las manos y es capaz de recortarse el camino de vuelta a su limbo.
Allí le espera Marhuenda.