jueves, 31 de octubre de 2013

Victimario


El país se ha llenado por unas horas de su propia hez. Pelotones de victimistas, armados con el cinismo de los cainitas han ocupado una plaza, tres calles y el tingladillo mediático-fascista que padecemos.

Brazos en alto, cinturones y camisas pardas, fotos e insignias de la categoría de su mente han repetido el aroma y el mensaje que nos inundó durante cuarenta años.  “Hay vencedores y vencidos”, decían.

“Sus” víctimas no llegan a mil en treinta años de terrorismo, altamente rentable a su integrismo mental y político, mientras 300.000 víctimas, reales pero republicanas, purgan su derrota ante la historia en arcenes, cunetas e infectas fosas comunes sin que indignados de pacotilla organicen manifestaciones mantecosas contra el socaire europeo.

Si este país no fuera de verdad un asco, un ultraje a la razón y a la justicia, ahora lo sería mucho más. Tiranizado por genocidas, gobernado por delincuentes, “democratizado” por franquistas, “bendecido” por las sotanas y soliviantado por matones, está en el trance de convertirse en una basura espacial y podrida del calibre de “su” Parlamento, Corona y Justicia.

En este Valle de los Caídos, perdón, de lágrimas, se llora de falsa emoción antes de prevaricar, beneficiar millonariamente a un empresario amigo o de destruir las pruebas y los discos duros de toda una vida de financiación ilegal. Los burros pasan volando sobre las impunes cabezas coronadas y las fosforescentes donaciones que secuestran la soberanía popular en un simulacro parlamentista y tal.

No sabemos si la provocación de estos extraviados, apoyados desde el partido del Poder Donación con demagógicas presencias de chorizos y salchichones con nombre de cobra sobres, se dirige a nuestras mentes o a nuestros estómagos. En cualquier caso, atacan, inclementes, nuestros hígados y no podemos hacer otra cosa para evitarlo que lavarnos, aire, manos y casas con lejía como signo de purificación.

Es el espectáculo terrorífico de la miseria humana, donde verdugos, disfrazados de verdugos, aparecen como víctimas.

Dóminus vobiscum.

martes, 22 de octubre de 2013

Sindicalismo, ahora más que nunca


Un furor antisindicalista se ha levantado en nuestra sociedad.  Las cavernas mediáticas al servicio de la gran empresa y de la banca vienen desarrollando una atroz campaña de desprestigio, con las más depuradas técnicas fascistas para aprovechar el menor motivo y trasladar a la opinión pública una imagen, orquestada, de organizaciones corruptas y de personajes abyectos, que en muy poco se corresponde con  la realidad.

Los sindicatos de clase de nuestro país, justo es reconocerlo, no han desarrollado una trayectoria adecuada en el espacio democrático.  Demasiado contemplativas y condescendientes con los teóricos gobiernos de izquierdas, han tenido el serio problema de la financiación de sus estructuras, situadas a la cola de todas las imprescindibles organizaciones del Estado, y ha sido muy dados a buscar fórmulas alternativas de poca transparencia, incluso legalidad.

Junto a ello han desarrollado una labor ingente de representación, negociación y defensa de millones de trabajadores que no ha sido reconocida por casi nadie.

El llamado “liberalismo económico” ha visto siempre a los sindicatos como su principal adversario, mucho más que los partidos, más o menos moldeables del arco parlamentario, de una democracia tan inútil como manipulada.

Y ha atacado con saña al sindicalismo y a los sindicalistas buscando los lugares comunes y la sensiblería al uso de una sociedad desmovilizada y desideologizada.

En las actuales circunstancias, con el canto del cisne del capitalismo, inventando crisis y volviendo en su barbarie, a la sociedad de las cavernas, el sindicalismo de clase es más necesario que nunca. Si no estuviera inventado habría que inventarlo. No hay otra respuesta a los dicterios del neoliberalismo que la movilización organizada, la presión y el ejercicio del poder obrero y sindical.

Me atrevo, ante la grave situación de las organizaciones sindicales, atacadas, descapitalizadas y desprestigiadas interesadamente a proponer una suspensión temporal de cada organización durante un período limitado y hacer un ensayo de Central Única de Trabajadores.

En el ambiente de inmundicia que cubre nuestro entorno la dignidad y la decencia de miles de sindicalistas y militantes obreros se hace imprescindible.

jueves, 17 de octubre de 2013

Carta abierta a los caínes reunidos en Tarragona


Ilustrísimos, Honorables o Reverendísimos señores: Empiezo con el tratamiento protocolario por pura rutina y no porqué yo crea que alguno de ustedes es ilustre, honorable o, mucho menos, reverendísimo.

El pasado domingo 13 de octubre dieron ustedes y las organizaciones a las que tan indignamente representan un paso más en la consolidación de una ignominia, no por pasada, antigua o distante en el tiempo y en la memoria, menos injusta, sectaria y sangrante.

Acudieron, todos a una, a la beatificación de “522 nuevos mártires de la fe”. Es decir a rendir honores de próxima santidad a 522 víctimas de una contienda civil en la que un grupo rebelde de militares, alentados, exaltados y fanatizados por una opción religiosa se rebeló contra un gobierno legítimamente constituido, provocando tres años de horror y guerra y más de medio millón de víctimas.

Yo soy familiar directo (hermano) de una de esas víctimas. Mi “mártir” tenía tres años cuando un bombardeo de la aviación italiana aliada sobre un convoy civil, compuesto de ancianos y niños que huían, no del terror rojo, sino del terror “azul” que provocaban los excesos del coronel Cascajo y del general Queipo y que se creía protegido por la cobertura de la Cruz Roja Internacional fue salvajemente bombardeado a la altura de Villanueva de la Reina (Jaén) en la Nochebuena de 1936.

Un número indeterminado, nunca conocido, de ancianos y niños quedaron muertos, desperdigados entre olivos andaluces.

Los cadáveres de muchos nunca se localizaron, mi hermano entre ellos, y una losa de obscuridad, indignidad y miedo cayó sobre su frágil tránsito entre la vida y la muerte.

No ya ningún honor, ninguna memoria, ningún gesto humano hacía niños y ancianos, mucho más mártires que a los que ahora beatifican porque su única religión era la inocencia.

Cuando media España ha vivido con su dolor secuestrado durante 77 años, cuando las cunetas y fosas comunes de lo que llaman “piel de toro” están ahítas de sangre derramada y huesos sin identificar, cuando 150.000 víctimas-mártires no tienen ni nombre en sus enterramientos o monumentos al odio o al cainismo y cuando una Iglesia Oficial que alentó el fratricidio llamándolo “Cruzada”, cuando esta Iglesia no se ha dignado pedir el más mínimo perdón o asumir alguna responsabilidad en una actitud, presente en los sermones u homilías del cardenal Gomá que hablaban del “santo deber de exterminar a los enemigos”.  Cuando la sangre inocente lleva tres cuartos de siglo manchando las manos y las hostias de estos “santos asesinos”, ustedes se van a Tarragona a seguir cimentando las dos Españas.  La España que se honra y beatifica y la que se ignora y deshonra, con premeditación y saña.

Su aprobación de la Ley Memoria Histórica ha sido testimonial, nunca han creído en ella y el mejor ejemplo es la nula asignación presupuestaria con la que la han dotado este año.

Han adoptado la falsa actitud “progresista” de “no reabrir viejas heridas” y “no mirar al pasado”, presente en el argumentario de todos sus cargos públicos. Pero el domingo se saltaron el guion, ¡y de qué  modo!

Pero los datos están ahí.  El arzobispo Montero Montoro, la fuente más fiable de la historia de lo que ustedes llaman “persecución religiosa”, nos pone en la certeza estadística. En la guerra civil fueron asesinados 13 obispos, 4.184 sacerdotes diocesanos, 2.365 religiosos y 283 monjas. Todas, muertes muy lamentables pero que sólo la represión del sanguinario general Yagüe a la población civil de Badajoz la supera.

Al mismo tiempo que morían sus mártires lo hacían más de medio millón de españoles. Y terminada la Guerra Civil hasta trescientos mil más fueron fusilados, represaliados u humillados con la santa complicidad de la autoridad Eclesiástica que nunca ha movido un dedo para condenar, denunciar o impedir el Genocidio.

¡Y ahora vienen ustedes a beatificar a 522 mártires!

Tienen ustedes la capacidad de vivir en la mentira. Y de cosificar a las personas y a sus argumentos. Dirán que mi escrito está hecho desde el odio y el resentimiento. Y no voy a enmendarles la plana.

Cada Nochebuena que he visto el llanto de mis padres, acordándose de un niño de tres años asesinado en aquella fatídica Nochebuena, he sentido un odio íntimo, infinito e intenso hacía ustedes, su ideología, sus escudos, sus banderas y crucifijos y todo lo que representan. Ustedes hablan que su religión es el amor y la reconciliación pero el amor lo dirigen al cobro de importantes e insolidarias subvenciones y la reconciliación que predican tiene actos como el del pasado domingo en Tarragona.  Nada para unos y el cielo, “su cielo”, para otros.

Debería de darles una vergüenza infinita que todos los intentos de recuperar la dignidad y la justicia para nuestros cientos de miles de muertos hayan sido torpedeados, obstaculizados o impedidos por ustedes, sus ministerios y cómplices judicaturas. Que hayan echado de la carrera judicial al juez que hizo un intento de investigar “su”, genocidio, que nunca prescribe ni prescribirá y que haya que tenido que ser una juez extranjera la que se atreva a una mínima instrucción y convocatoria para que de una vez por todas, alguna ley, aunque sea débil, arroje luz sobres sus muchos crímenes y su infinita hipocresía.

¡Mala peste caiga sobre todos y cada uno de vosotros!

 

martes, 15 de octubre de 2013

La ratita presumida. Cuento de Eres y fachas


 

Érase una vez, una ratita que era muy presumida. Un día la ratita estaba barriendo su casita, cuando de repente en el suelo encontró algo que brillaba era... un ERE socialista.

La ratita lo recogió del suelo y se puso a pensar qué haría con esta perla.

“Ya sé, mandaré todos a la cárcel para que se ponga contento mi partido… uy no, que también irían alguno de los míos.  Pues encarcelaré a los sindicalistas... uy no, que me harán huelgas. Ya sé, me compraré un lacito de color rojo para mi maletita con ruedas.”

La ratita se guardó su ERE  en su maletita con ruedas  y se fue al mercado. Una vez en el mercado le pidió al tendero pepero un trozo de su mejor cinta roja. La compró y volvió a su casita.

Al día siguiente cuando la ratita presumida se levantó  puso su lacito en la maletita y salió a su juzgado facha. En eso que aparece un alcalde con gaviotas y le dice:

“Ratita, ratita que bonita estás, ¿te quieres casar conmigo?”.

Y la ratita le respondió: “No sé, no sé, ¿a ver cómo cantas?”

Y el alcalde  dice: “quiquiriquí, Zoido está aquí”.

“Ay no, no, contigo no me casaré, que perderás las elecciones.”

 

Se fue el alcalde y apareció un señorito con gomina.

“Ratita, ratita que bonita estás, ¿te quieres casar conmigo?”

Y la ratita le dijo: “No sé, no sé, ¿a ver cómo cantas?

 “Cara al sol con la camisa nueva”, dijo el señorito.

“Ay no, contigo no me casaré que se te ve el aguilucho.”

 

Se fue el señorito y apareció el hermano de una ministra.

“Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?”

 Y la ratita le dijo: “No sé, no sé, ¿y tú que ruido haces?”.

“Rocío, ay mi Rocío, manojito de los ERES”.

“Ay no, contigo no me casaré, que tu hermana es tonta”.

 

Entonces apareció un ratoncito y al ver a la ratoncita le dijo:

Ratita, ratita,¡que bonita estas con tu lazo en la maletita, te quieres casar conmigo!

La ratoncita muy impresionada le dijo muy suavemente: ¿A ver, qué harás por la noche?

Y el ratoncito dijo: prescribir y callar, prescribir y callar.

 ¡Ay si, dijo la coqueta ratoncita, me gusta, me gusta, me casaré contigo!

 

Y la boda se realizó, y los ratoncitos  procesaron a 170 rojitos, 3 consejeros, 1 presidente y 50 sindicalistas. Y   marhuenda, marhuenda, este cuento se ha acabado.

(¡Ay, ahora que me acuerdo, no era un ratita presumida, sino una juececita. También presumida!)

lunes, 14 de octubre de 2013

Vamos a contar mentiras


Soraya Sáenz de Santamaría nos ha vendido un estado atropellado por una legión de parados defraudadores.

La vicepresidenta, con cara de fascista recién duchada, ha multiplicado casi por diez, y de su propia cosecha, los datos que le había facilitado la Agencia Estatal de Empleo.

La realidad es que el 72 % del fraude fiscal en nuestro país, casi 90.000 millones de euros, corresponde a las empresas incluidas por obra del Espíritu Santo en el IBEX 35 y que este fraude no consiste en olvidarse del DNI cuando se va a cobrar la sopa con caldo (513 euros de promedio) que supone el desempleo, para los que esta pájara castellana, llama, “defraudadores”.

Sorayita se crío en los cuarteles del franquismo rancio y en los aledaños de los tricornios golpistas, y de eso va.

Esta pelapatatas de la verdad acaba de atravesar el delgado tabique que delimitaba a los miembros de su Gobierno que no habían mentido en público y en el lugar que dicen que radica la soberanía popular, la pobre.  Su presidente, un presunto con barba, ya se había hartado de pecar, en público y en privado, contra este mandamiento de la ley de su Dios. Y el ministro o pararrayos Montoro, cada vez que abre la boca.

Claro, que cada uno trata de ser feliz a su manera, y Mariano vive en el nirvana – o pedorreta- de la “recuperación de la crisis”, Montoro en el chute de los salarios “creciendo moderadamente” y la hija del tricornio achacando la culpa del fraude nacional a los pobrecitos parados.

Me pregunto si estos seres, impasible antes la desdicha individual y colectiva no serán sino el paradigma de Ícaro hundiéndose en el abismo.

Por lo pronto, dos de cada tres de sus votantes, ya no los votarían.

 

sábado, 12 de octubre de 2013

Mariano en el país de las maravillas

Mariano empezaba ya a cansarse de estar diciendo mentiras a orillas de aquel Parlamento.
Entonces pasó un conejo blanco de ojos rosados que era tan mentiroso como él. ¡Dios mío, Dios mío, voy a llegar tarde! dijo el conejo Montoro.
El conejo, digo Montoro, se sacó un reloj y unos presupuestos del bolsillo del chaleco, los miró y dijo: “Los sueldos están creciendo moderadamente”.
Mariano se puso a correr tras el conejo por la pradera parlamentaria, y llegó justo a tiempo para ver cómo se precipitaba en una madriguera que se abría al pie del seto, en el que había un cartel: “Financiación ilícita. Gurteles y Bárcenas”.
Un momento más tarde, Mariano se metía también en la madriguera, sin pararse a considerar cómo se las arreglaría después para salir.
O el pozo era en verdad profundo, o Mariano caía muy despacio, porque mientras descendía, tuvo tiempo sobrado para mirar a su alrededor y para preguntarse cómo iba a mantener callado a Luis. Para eso no les valdrían Jesús y Celia, que sólo hacían callar al Parlamento. Después miró hacia las paredes del pozo y observó que estaban cubiertas de donaciones y sobres. Por todos lados. Cogió, a su paso, uno de ellos y empezó a delirar.
Y decía: “La recuperación es un hecho, sólo hace faltar medir el grado de excelencia que tendrá”.  “La Reforma Laboral es un éxito, sólo tenemos seis millones de parados” “No he tocado la línea roja de las pensiones, a los pensionistas no se les va a congelar la pensión, porque no tenemos hielo suficiente.”
Y así, así llegó al Charco de las Lágrimas y se encontró a la Duquesa de la Mancha. ¿Verdad Dolores que somos el partido de los trabajadores? Al Ratón, al Conejo Blanco y a la Gata Dina les entró la risa y llegaron al Jardín.
Allí estaban la Liebre de Marzo de Fachadolid multiplicando por diez a los obreros en paro que habían estafado al Estado de las Orugas. Era tan mentirosa y repugnante como el Conejo Montoro.
Y, de pronto, apareció la Reina de Corazones, recién llegada de Alemania. Todos eran reverencias y ombligazos. Mariano estaba feliz ante su jefa. ¡Heil Ángela! Decía la Falsa Tortuga Mato y el Ratón De Guindos.
Todos eran felices en aquel país que relataba La Langosta Marhuenda y que santificada el Buho Rouco.
Y Mariano dijo:
Pasé por su jardín/ y con un solo ojo/ pude observar muy bien/cómo el búho Rouco y la pantera Cospe/ estaban repartiéndose un pastel.
Afuera de la madriguera, continuaba la merienda de negros.

martes, 8 de octubre de 2013

Como se trata a Córdoba en los Presupuestos Generales del Estado


La provincia de Córdoba, con una asignación de 70 millones de euros, ocupa el último lugar en el conjunto de las 50 provincias nacionales en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado.

También es la última si se considera el ratio asignación/habitantes, con 89 euros por habitante,  frente a la media de Andalucía que es de 200 y la de España que es de 206.

Es el tercer año consecutivo que desciende la asignación presupuestaria y en la última década ha descendido un 900 %, pues en 2003 se le asignaron 670 millones, con un descenso continuado y constante que nadie se ha molestado en explicar.

El subdelegado del gobierno en la provincia convocó a los medios informativos para decirles que “el presupuesto tiene un gran contenido social” y pasó por alto, olímpicamente, cualquier explicación de por qué el gobierno que representa sitúa a Córdoba a la cola de todas las colas.

El vice portavoz de Política Social del Partido Popular y parlamentario pertinaz por la provincia, Rafael Merino, dijo que los presupuestos “son buenos para Córdoba porque son para salvar a España”. No hay constancia de que los servicios de urgencias psiquiátricas tuvieran que intervenir, eso sí, la conferencia de prensa fue por la mañana, porque por la tarde no se garantizaban todas las contingencias etílicas…

A orillas de estas salvíficos personajes he llegado a una conclusión: estos mequetrefes, además de tomarnos el pelo y defraudarnos económica y políticamente, nos toman, a todos los cordobeses, por débiles mentales.

¿Dónde está la “bondad” de estos presupuestos para una provincia que sufre hasta tres crisis superpuestas? La crisis económica general, la crisis de gestión de sus recursos y la crisis política derivada de los políticos que la representan, los más inútiles, serviles y soperos que conocen los anales de la extrema ineficacia.

Una provincia hundida industrialmente, deslocalizada de todas sus actividades productivas, con una agricultura mal gestionada y capitalizada, con unos servicios orientados exclusivamente al turismo y la pandereta, relegada y despriorizada culturalmente, refugio de rentistas madrileños y latifundistas de vergüenza, en la que sólo superviven la casta política y los curas.

La mayoría de la población está abocada a ejercer de camareros o a adentrase en los inescrutables senderos de la economía sumergida, en los detritus de la paralegalidad y a votar, cautivamente, a sus esquilmadores políticos y mentales.

Un eminente psiquiatra dijo: ¡Apresúrense a ver Córdoba! Ya no hace falta que se apresuren, si vienen sólo verán su esqueleto, sus rapas. Y a la impudicia visible de los que dicen que su mierda es buena para ella y para España.