lunes, 14 de mayo de 2012

La desvergüenza suprema de los desahucios




Desde 2007 se han ejecutado en nuestro país más de 350.000 desahucios y las previsiones recabadas de los juzgados estiman en otros 60.000 los que podrían ejecutarse en el 2012.

Es decir, que desde el comienzo de la crisis-estafa, más de 400.000 familias han perdido un bien esencial y especialmente protegido en nuestra Constitución como es la vivienda.

¿Y quienes son los ejecutantes de este atropello?  Una clara y contundente respuesta: la banca. Una banca, refugio de especuladores y delincuentes sin cuento, que tiene un “agujero” colectivo cercano a los 200.000 millones y que aparte de hundir la economía de nuestro país ya ha recibido una ayuda de dinero público de 86.000 millones por la vía semi fraudulenta del FROB, y aún espera recibir una cantidad mayor a través de la mal llamada “reforma financiera” que pretende llevar a cabo Tempranillo De Guindos y otros bandoleros con residencia en La Moncloa.

Sólo Bankia es responsable del 80 % de los más de 20.000 desahucios llevados a cabo en Madrid y que con una ayuda a los afectados de tan sólo el 20 % de la que va a recibir se podrían haber evitado en su totalidad.

¿Con qué autoridad moral puede Bankia dejar sin vivienda y en la calle a alguien que no puede pagarle un resto de hipoteca de 100.000 euros cuando ellos deben hasta de callarse y han sido el refugio seguro de todos los guerteles, de todos los chorizos y políticos corruptos de Madrid y alrededores?

En nuestro país hay 6 millones de viviendas vacías. No hay ninguna urgencia para no aplazar el impago de hipotecas, no hay ninguna razón moral, jurídica o administrativa para imponer una medida tan extrema, por parte de un ente (la Banca)  que tan benévola y delicadamente es tratado por todos los poderes fácticos del Estado.

Hay otras muchas razones, pero esta parece clara y concluyente, el Gobierno está entregado de pies y manos a los banqueros y al capital, y el tópico de “fuerte con los débiles y débil con los fuertes” se aplica en su integridad.

Tal y como se desprende de esta evidencia,  a este Gobierno de truhanes ni siquiera cabe aplicarle el beneficio de la duda ideológica. Sólo son unos lacayos, unos “mandaos” y su legitimidad política es el cero absoluto.

sábado, 12 de mayo de 2012

A los sindicalistas que no tienen chalet ni usan reloj de oro.


En este país de mangantes, fascistas –de tomo y lomo- y pelagatos que pasan por directores de periódico, hace tiempo que lleva desatada una campaña de desprestigio calamar contra los sindicatos y los sindicalistas.

Pretende el gremio de junta letras a sueldo de los banqueros, que con la tinta que injuriosamente expande en su caldo de cultivo de jubilados de la guardia civil, antiguos falangistas, policías represores, curas con sotana y fascistas rancios y de medio pelo, ocultar el latrocinio soberano que dos decenas de millares de capitalistas, empresarios de profesión defraudadora y la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, someten a este país, al que farisaicamente llaman “la patria”.

Tienen una leyenda urbana preferida: los sindicalistas son unos vagos, que no quieren trabajar que arruinan al país con sus “liberados”, que tienen chalets, comen en restaurantes de lujo y pavonean pelucos de oro.

El rigor intelectual y de realidad de este análisis esta a la misma altura que la de su autores. Exactamente una mierda. Hay en el conjunto del país un total de 33.000 “liberados”, imprescindibles para el funcionamiento de una estructura tan compleja administrativa y funcional como un sindicato de clase. Su sueldo no siempre lo paga la subvención del estado sino que está recogido en innumerables convenios del sector y de empresa.  La CEOE, organización fraudulenta, dedicada al fraude sistémico de impuestos con asesoramientos de ex ministros, tiene cerca de 35.000, con sueldos de cinco estrellas y estos si que tienen chalets de lujo, patronean yates, comen en restaurantes de cinco tenedores, a costa del dinero de todos, del de las subvenciones y del que defraudan, y las portadas del ABC, La Razón o La Gaceta los ignoran. Son su mismo clan o peña de Alí Babá y los perros no comen carne de perro.

Los sindicalistas que yo conozco o he conocido, tienen modestísimas economías, tienen un historial plagado de detenciones, torturas y sacrificios por una determinada idea de la organización social. En su mayoría son sobrios, moderados y de ejemplar actitud personal y política. Y he conocido a comunistas, socialistas, anarquista, cristiano de base, curas obreros y hasta falangistas de izquierdas.

El sindicalismo y los sindicatos son esenciales para la convivencia democrática de cualquier país. En el nuestro está recogido en los títulos fundamentales de la Constitución y el advenimiento de un estado, democrático y de libertades tiene una deuda no satisfecha con el sacrificio personal y colectivo de miles de sindicalistas.

Nos denigran, nos insultan y pretenden amotinar a un segmento de los trabajadores contra nosotros. Únicamente no somos mansos subcotizados o cabestros del toro con cuernos de su amo. Como ellos.



Postdata amplia:



Este post está dedicado a la memoria y al trabajo de personas  como Marcelino Camacho y Manolo Rubia; Fernando Soto y Eduardo Saborido; Enrique Rodríguez y Antonio Hens;  Laureano Mohedano y Paco García Salve; Salce Elvira y María Amor Gutiérrez; Manolo Caballero y Juan José Giner: Manolo Ortiz y Pepe Balmón; Fernando Vico y Pepe Antequera; Ildefonso Jiménez y Paco Povedano Cáliz; Manolo Alcalá y Pepe Ramírez; José Luis García Rúa y Eduardo Cerezo;  Juan Jiménez Costilla y Paco Ferrero; Ildefonso López y Antonio Arjona; Germán Toledo y Rafael de la Peña; José Luis Villegas y Manoli Corredera; Pepe Cienfuegos y Rafa Crespo;  Antonio Muñoz Otero y Antonio Núñez Magaña; Manolo Rueda y Paco Muñoz Molina;  Alejandro Galindo y Pedro Zafra;  Frasquito Ojos Claros; Mari Carmen Santiago y Rafael Laguna; Juan García Baena y Rafael García Contreras; Macario Sánchez y el Padre Llanos; Filomeno Aparicio y Rafael Martínez; Pedro Cortés y Jorge Santamaría; J.V. Ojinaga y Andrés Gálvez…

jueves, 10 de mayo de 2012

Las cenizas de Mariano




Días pasados asistí a la presentación de un libro de Felipe Alcaraz. El autor, dotado de un sentido superior de la ironía y el sarcasmo, dijo “sentir  dudas en este momento, sobre si Zapatero ha existido o no”.

Esta duda del escritor y político granadino me llevó a mí a otra duda que albergo hace tiempo pero dentro del mismo contexto.

¿Existe Mariano Rajoy o es una alucinación colectiva que padecemos los españoles? Yo creo que cuando el gallego desapareció, huyendo de los periodistas, tras una puerta del Senado, se desintegró en el éter.

Lo que aparece de él, es un ectoplasma, un fantasma, una cera ardiendo, que administran, en su inmaterialidad y a partes iguales, Ángela Merkel, Aznar y Emilio Botín. No es determinismo, ni prevalencia de lo absurdo, es que creo que el Mariano que preside los Consejos de Ministros no es de este mundo.

Presumo que los espíritus del Averno se me pueden rebelar si les incluyo a este mercachifle entre su vecindario, pero estoy dispuesto a asumir el riesgo. Esta substancia que navega entre las faldas de Soraya, el judío errante de Montoro o la calva de popelín de Guindos no puede ser de esta parte de los mortales.

Fiel a su puerco oficio, este fantasma de los mercados y los telediarios, quiere jodernos cada viernes, nos toma por tontos y nos estafa la carta de ajuste.  Ante una muchedumbre de imbéciles pegados a la pantalla, a cada segundo, con su tijera de eternidad, nos recorta un poco.  Pero es para disimular. Lo que en realidad quiere es meternos, sin que apenas nos demos cuenta la “bacalá” de la banca tóxica y sus ladrillos podridos. Dicen los entendidos, que hasta 168.000 millones del ala.

Y a esta solemne procesión de gilipollas del partido de la diestra, ¡la madre que lo parío!, no podemos asistir. ¡Ya esta bien que tengamos que soportar a “la marquesa” y sus orgasmos recortadores, pero aguantar a un fantasma transexual, sin que los perros ladren,  es pedir demasiado!

martes, 8 de mayo de 2012

Rajoy completa la apología de la mentira y el robo


Es curioso que a Richard Nixon lo hiciera dimitir la opinión pública y la prensa norteamericanas no por espiar al principal partido de la oposición en el caso Watergate, sino por mentir, por decir que no lo había ordenado o que no lo sabía.

Rajoy dijo en el debate electoral televisado el pasado 7 de noviembre que una de las tres cosas más importantes que se le iban a requerir al Gobierno de la Nación sería que “dijera la verdad”.

Dicho y hecho. Desde entonces no ha hecho otra cosa que mentir. Y ayer dio un paso más. En unas declaraciones a Onda Cero hizo una apología abierta de la mentira al asegurar que “si tengo que hacer algo que he dicho que no voy a hacer y es necesario hacerlo, se hará”.

Es decir que estamos advertidos. Este gobierno es la mayor concentración de mentirosos compulsivos que ha conocido la historia de nuestro país. No hablan, mienten.  Por sistema, y se jactan de ello entre la tontuna general.

Sin ir más lejos. Ayer, en esa misma entrevista realizada por la mañana, este chiquilicuatre con barba que tenemos por presidente aseguró que “es muy improbable que se inyecte ayuda de dinero público a un banco”. Eran las diez y media de la mañana. A las catorce horas se hacía público que el Gobierno ayudaría a Bankia con siete mil millones. Y a las veinte horas la ayuda subía a diez mil.

Las mentiras, además, son de corto recorrido, les duran apenas unas horas. No iban a subir los impuestos y subieron el IRPF dos días después. No iba a haber recortes en sanidad y educación y han dejado sus partidas temblando. No iba a haber repago farmacéutico. Ni el despido libre. Ni a recortarse derechos laborales. Las pensiones eran una línea roja…

El caso de Bankia es la consagración definitiva del “estado del latrocinio”. No ha pasado ni un mes desde el anuncio de los recortes de 10.000 millones en Sanidad y Educación y ahora se destina la misma cantidad en intentar salvar las finanzas de un banco privado, al que ya se la ha ayudado con 4.500 millones.

Es decir, que lo que ahorra un enfermo catalán que paga cinco euros por día que está internado en un centro hospitalario, un enfermo renal que paga las ambulancias que lo trasladan a diálisis dos veces en semana , un jubilado que no “se toma un cafelito” para pagar sus medicamentos, o un escolar que se reconcentra en un aula sin calefacción, sirven para que los ladrones, chorizos y mangantes de las siete cajas de ahorros que se reunieron en Bankia, entre ellas Bancaja, que sirvieron para pagar las fianzas de Jaume Matas, los cien millones que cobró Calatrava por el proyecto de Ciudad de la Ciencias, las impúdicas operaciones especulo- urbanísticas en Madrid y Levante, los miles de ladrillos vacíos de inquilinos, la visita fraudulenta del Papa….

Nadie puede tomarse en serio a este país. Donde la palabra de su presidente vale menos que un peo de Esperanza Aguirre, que ya es decir, donde se siguen tirando a cabras desde los campanarios y donde un señor con bigote, tricornio y pistolón asalta nada menos que la sede de la voluntad popular.

Este es un país de mierda, de pandereta, de folclóricos y chiquilicuatres, dónde a  sus sacrílegos políticos les importa un bledo mentir y ciscarse, cada media hora, en su palabra.

Y nadie se rebela. Y se sigue comprando pan, abriendo las discotecas y saliendo los ferrocarriles. Y nadie pega un soberano  puñetazo en lo alto de esta mesa o cueva de ladrones.

Si su primer ciudadano se desayuna cada día con media docena de mentiras, ¿Qué se les puede enseñar a los niños en los colegios?

lunes, 7 de mayo de 2012

Adiós derecha, adiós




El fin de semana nos ha traído, por una vez, buenas noticias. Como diría Jack El Destripador, vayamos por partes.

En el frontispicio se sitúa la victoria de François Hollande en las elecciones presidenciales en Francia.  Un cuestionamiento abierto de las políticas de austeridad y de recorte que abren una nueva era en la maltratada Europa de los ciudadanos.

A reglón seguido, los votantes griegos le han dado una soberana patada en el culo al bipartidismo imperante.  El derechoso ND y el socialdemócrata PASOK, los equivalentes a nuestros PP y PSOE, que concentraban el 80 % de los votos y soportaban parlamentariamente el gobierno impuesto por los banqueros europeos de Lukás Papadimos, se ha quedado en un pírrico 35 % entre las dos formaciones, con el Syriza, equivalente a IU, como segunda fuerza más votada, con un 16 %.

En las elecciones municipales en el Reino Unido, los laboristas han arrasado, superando en 16 puntos a los conservadores de Cameron de la Isla, que solo mantienen el poder en Londres con el estrambótico y corrupto Boris Johnson, mientras se caen con todo el equipo los liberales.

Y en las elecciones regionales en el land alemán de Schleswig-Holstein ha triunfado el CDU de Ángela Merkel que ha logrado 22 escaños, pero con 12 menos que en las últimas elecciones y registrando el peor resultado desde 1950.

Quiero esto decir, en román paladino, que los ciudadanos europeos están hasta los mismísimos de las políticas conservadoras y de recortes de la derecha indígena y que hasta en cuatro comicios distintos les han puesto los pavos al sol.

Fin de ciclo de la derechona incivil y pedestre en Europa y que se vayan preparando Rajoy, la marquesa lenguaraz y el facherío andante porque esto es lo que le espera. Así que,  menos humos Caperucita, que a todos los cerdos les llega su San Martín.

Ahora vemos las reacciones de la caverna de junta letras que tenemos por “prensa” en nuestro país y se les ve el plumero y el acuerdo previo: la derrota de Sarkozy no es la derrota de la derecha, es una derrota “personal” de su candidato.   Y así nos lucen las mentiras y el pelo.

Por eso, hoy me regodeo en su derrota, y en sus mentiras más frescas. ¿Comprenden? En defensa propia.

viernes, 4 de mayo de 2012

Quieren acabar con todo y con el sindicalismo lo primero


Pues si, quieren acabar con todo. La peña pepera quiere acabar con todas las libertades, todas las conquistas sociales, todos  los derechos adquiridos y reducirnos a una enorme masa mayoritaria de pobres y esclavos, al servicio de una minoría de banqueros, ladrones y lacayos de su orden, sin derecho a rebelarse, manifestarse u oponerse.

Es el fascismo institucional en estado puro. No es la crisis, es el atraco y la estafa. No es la lucha contra el desempleo,  es el embuste y la mentira. No es la coyuntura económica, es el arrasamiento y el derribo de las conquistas sociales.

Pero tienen un punto que le es particularmente débil: su odio mortal al sindicalismo y los sindicatos. No hay más que leer las declaraciones al respecto de la mala bestia de Esperanza Aguirre o las “informaciones” o comentarios de la caverna de juntaletras que, para vergüenza de la profesión periodística, existe en nuestro país.

No les importa que los sindicatos sean para la Constitución, que un día votaron de mala gana y con el brazo en alto, elementos fundamentales de la vertebración social y democrática. Ahí les duele. Y el descubrimiento de ese punto débil no deja de sernos de máxima utilidad.

La Esperanza anda como puta por rastrojo despotricando de los sindicatos y diciendo que “caerán como el muro de Berlín” en un alarde de simpleza y de nazismo genético. Pero no. Se equivoca. Antes, mucho antes, caerá ella y su equipo de ladrones y corruptos güertelianos. Y no como el muro de Berlín sino como el Reichstag o como los vergonzantes muros que el capitalismo ha construido o está construyendo en Palestina o Nuevo Méjico.

La pista viene dada porque el sindicalismo tiene una capacidad neta de movilización superior a la de los partidos y porque una buena practica sindical, progresista y sostenida, pueda dar al traste con el neoliberalismo pré a porter de estos atracadores de derechos humanos y sociales que amparados en la desmovilización y la desidia ocupan nuestros gobiernos de todo tipo.

Y esa es la clave. Una resindicación masiva de la clase obrera, unitaria en la acción y en la reivindicación,  ocupando las anchas alamedas de la libertad a cada atraco, a cada privatización  dirigida a enriquecer al capitalismo amigo, a cada recorte de nuestra dignidad, se revelan fundamentales.  Una forma de darle una gran hostia a la grave realidad de cada viernes y de cada día de este gobierno de asaltadores de caminos y ferrocarriles, a estos bandoleros del boletín oficial y de la exclusión social programada.

Hay que dejarlos con el culo al aire. Sin gobiernos y sin mayorías. Hay que mochar parejo, y acabar con ellos, antes de que acaben con nosotros.

miércoles, 2 de mayo de 2012

¿Tiene legitimidad el Partido Popular para gobernar?


Ninguna.  En poca mas de cuatro meses su mayoría parlamentaria se ha deslegitimado por completo. Su acción de gobierno se basa en incumplir sistemáticamente todo lo que afirmaron que iban a hacer. Un completo fraude al electorado y una quiebra del estado de derecho.

Todos los medidores sociológicos le dan un retroceso de casi diez puntos en el respaldo que obtuvo en noviembre, por lo que teniendo en cuenta que aún con la mayoría absoluta no representaban sino al 30 % del censo electoral, el PP estaría gobernando en contra de los deseos y la voluntad de una amplia mayoría de ciudadanos.

Sus medidas ultra liberales,  liquidadoras por derribo del estado de bienestar, resultan no solo lesivas para una amplia mayoría sino, por ende, ineficaces, atropelladas e injustas.  Son de auténtica repugnancia democrática cuando se dirigen a los derechos y garantías conquistados en una lenta evolución social y quieren privatizar hasta el exterminio el Estado y los bienes públicos.

Hay una grave agresión sistemática de elementos esenciales de una sociedad como la salud, la educación o los derechos de trabajo, representación y negociación colectiva.  Se fomenta un clima de censura y represión de la opinión y la manifestación, se desata una intolerable campaña de desprestigio de los sindicatos, se criminaliza el ejercicio de derechos fundamentales y se camina hacia un estado policial, umbral mismo del fascismo, que late abiertamente en declaraciones y manifestaciones de destacados políticos del gobierno.

El país ha retrocedido décadas en escasos meses y la acción de gobierno carece de dignidad y autonomía, supeditada a contentar a poderes fácticos y dirigentes de otros países, insaciables en modelos que comportan sacrificios sin cuento  de una mayoría en descarado beneficio de una minoría.

El presidente de Gobierno da continuas muestras de cobardía política, no da explicaciones de hechos y situaciones gravísimas y no comparece donde debe hacerlo. Con una quiebra de su programa electoral y con una reiteración machacona de mentiras e incumplimientos estaría obligado a dimitir de inmediato.

Hay una importante ruptura social y la credibilidad de las instituciones democráticas está bajo mínimos.  Existe un clima general de engaño y fraude y se respira un ambiente de miedo ante cada nueva medida,  por el temor a un empeoramiento del nivel y calidad de vida hasta límites de insostenibilidad.

La respuesta social, lenta, pero inexorable, pondrá a cada uno en su lugar y acabará con este lamentable estado de cosas.