jueves, 12 de enero de 2017

Versión de "La Casada infiel"





"Y que yo me la llevé al río
creyendo que era rojuela,
pero tenía “marido”.

Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
no volaban gaviotas
y se encendieron los grillos.

En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como roucos catecismos.

El gallardón de su enagua
me sonaba en el oído
como un sobresueldo doble,
finiquito deferido.
.
Sin Bárcenas y sin Arenas
y la Cospe en diferido
un horizonte de perros
ladra desde el peperio.

Pasada la calle Génova
los sobres y el voto timo
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.

Yo me quité a Julio Anguita.
Ella se quitó el vestido.
Yo, el carnet de Comisiones,
Ella, sus cuatro corpiños.

Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni las cuentas de Suiza
relumbran con ese brillo.

Sus muslos se me escapaban
como rajoys sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.

Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en facha de nácar
sin bridas y sin estribos.

No quiero decir, por rojo,
las cosas que ella me dijo
la ley de tal Fernández
me hace ser muy comedido.

Sucia de encierros y desahucios
yo me la llevé del río.
Con el Rouco se batían
Los abortos y los cirios

Me porté como quien soy.
Como un rojo muy legítimo.
Le regalé un manifiesto
grande, todo rojizo,
y no quise enamorarme
porque siendo toa pepera
me dijo que era rojuela
cuando la llevaba al río."

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